Paso #3: La Correlación: comparar los nutrientes

Como hemos visto en los artículos anteriores, la primera parte de nuestra receta para «alimentarnos» de las Escrituras es la observación. Después, vimos la interpretación; ambas son esenciales para lograr una mejor comprensión de la Biblia. Pero hay una tercera parte del proceso: la correlación.

La correlación es la correspondencia o relación recíproca entre dos o más cosas o series de cosas. Por lo tanto, la correlación bíblica es comparar un texto con otro relacionado al mismo tema y entender cómo encajan entre sí para asegurar que nuestra interpretación esté en armonía con el resto de la Escritura. Este paso en el proceso de Aliméntese de las Escrituras responde a la pregunta: ¿Cómo se relaciona? Es decir, ¿cuál es la relación entre el texto y otros pasajes de la Biblia?

La Biblia es como un tapiz de verdad e historia maravillosamente interconectado. Al correlacionar un pasaje de las Escrituras con otros pasajes de la Biblia, usted profundiza en la comprensión de su significado y se coloca en la mejor posición para realizar aplicaciones sólidas y transformadoras de las Escrituras.

Una de las muchas maravillas de la Palabra de Dios es saber cómo llegó a existir. La Biblia es una colección de libros y documentos escritos por cuarenta hombres que fueron habilitados sobrenaturalmente por el Espíritu Santo para registrar las Sagradas Escrituras. El apóstol Pedro lo explica de esta manera: «Sobre todo, tienen que entender que ninguna profecía de la Escritura jamás surgió de la comprensión personal de los profetas ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el Espíritu Santo quien impulsó a los profetas y ellos hablaron de parte de Dios». (2 Pedro 1:20-21, NTV)

Pedro está diciendo que las Escrituras no son una invención de los profetas ni son su interpretación de lo que Dios les dijo. Dios inspiró a los escritores, pero no eran como robots inanimados, sino que Él cooperó con ellos usando sus talentos, su educación y su trasfondo cultural. Dios se aseguró de que Su mensaje divino fuera comunicado fielmente en las palabras que escribieron. Por lo tanto, Su mensaje es auténtico y confiable.

La correlación reconoce que todas las Escrituras son inspiradas por Dios, lo que establece la credibilidad y el valor de toda la Biblia. Por lo tanto, comparar un versículo al resaltar una palabra o verdad particularmente significativa, con otro versículo en una sección diferente de la Biblia, ayuda a ampliar su comprensión y confirmar su interpretación. De esta manera funciona la correlación. Es por eso por lo que esta técnica de la correlación es fundamental a la hora de alimentarse espiritualmente de las Escrituras.

Por cierto, en caso de que se muestre escéptico acerca del valor de incluir la técnica de la correlación en su estudio de las Escrituras, simplemente lea las palabras dichas por el Maestro por excelencia, Jesucristo. Él hizo uso frecuente de esta técnica al comunicarse con la gente, sobre todo, al enfrentar a los líderes religiosos. Note la manera en que Jesús utiliza pasajes del Antiguo Testamento para arrojar luz al Nuevo Testamento.

Jesús, la Luz del Mundo, rompió el espeso velo de cuatro siglos de oscuridad espiritual que se extendió desde el final de la era del Antiguo Testamento hasta el amanecer del Nuevo Testamento. Él vino, declaró el apóstol Juan, como: «Aquel que es la luz verdadera, quien da luz a todos, venía al mundo» (Juan 1:9, NTV).

Así, como una práctica linterna aporta la luz necesaria para iluminar los rincones oscuros de un ático polvoriento, Jesús, mientras enseñaba, alumbraba el entendimiento de Sus oyentes al arrojar luz a los pasajes de las Escrituras hebreas en sombras, a menudo mal interpretados.

Con frecuencia, Jesús se enfrentaba cara a cara con los duros y críticos líderes religiosos que habitualmente se presentaban a sí mismos como la máxima autoridad teológica. En una ocasión, Jesús arrojó luz sobre sus afirmaciones erróneas con respecto a la verdad de la resurrección cuando dijo: «El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios. . . ¿nunca han leído acerca de esto en las Escrituras? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieran, Dios dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Por lo tanto, Él es Dios de los que están vivos, no de los muertos» (Mateo 22:29, 31–32, NTV).

¡Qué aparezca Jesús, el Maestro de la correlación! Al comparar lo que estaba enseñando con un pasaje tergiversado del libro del Éxodo, en el Antiguo Testamento, Jesús revirtió siglos de malas enseñanzas acerca de lo que pronto surgiría como una doctrina fundamental del Nuevo Testamento. El uso de Jesús de la correlación literalmente dio vida —de la tumba húmeda y oscurecida de la mala interpretación farisaica— a la maravilla y el poder de la resurrección.

Cuando trabajamos en un crucigrama, formulamos una respuesta potencial a una pista y luego la probamos junto a las otras pistas que ya se han resuelto. Si la respuesta potencial es correcta, esta encajará bien con el resto. Si no encaja, entonces hay que hacer ajustes —ya sea nuestra respuesta potencial o al resto del crucigrama. Pero por experiencia, sabemos que lo que requiere ajuste es nuestra respuesta, no todo el crucigrama.

Ya que creemos que la Biblia fue escrita por Dios, a través de hombres inspirados, también podemos afirmar con confianza que el Autor divino no se contradice a Sí mismo, ni tuerce Su propio significado. En consecuencia, la Biblia en sus diversos aspectos se explicará y confirmará a sí misma cuando se entiende apropiadamente. En otras palabras, la Biblia, como un todo, «encaja» a la perfección. Y eso podemos apreciarlo en este paso de la correlación.

En resumen, la correlación nos ayuda de tres maneras:

  1. Explicar lo que es difícil de entender.
  2. Confirmar o corregir lo que se entiende parcialmente en las Escrituras.
  3. Consolidar nuestra comprensión más amplia de la Biblia.

Por lo tanto, la mentalidad de la correlación es pensar como un experto en resolver crucigramas.

Cada vez que alguien declara que algo es verdad, otro la cuestionará, tratará de refutarla e intentará desaprobarla. Esa es la naturaleza humana; los debates se nos dan fácilmente. Pero en el ministerio bíblico, la predicación en particular, el debate a menudo ocurre en silencio y en privado. El predicador hará ciertas afirmaciones y declarará que cree que ciertas cosas son ciertas. Ahí es cuando comienza el debate, pero es (generalmente) silencioso. Sucede en las mentes de la audiencia. Se hacen la pregunta: «¿Es eso cierto? ¿Esa afirmación resistirá el escrutinio?».

Al igual que un examen de matemáticas, se nos pide que «demostremos el procedimiento» o una encuesta de satisfacción en la que se le pide que «indique los motivos de su puntuación» cuando ingresa sus respuestas, el hecho de poder explicar y confirmar por correlación alienta a su oyente a tener más confianza en lo que usted dice. Es mucho más probable que gane ese tranquilo debate interno cuando pueda demostrar el trabajo de fondo que ha realizado mediante la correlación.

Entonces, ¿cuáles son las pautas y cuál es la meta cuando se trata de correlacionar adecuadamente diferentes pasajes de la Biblia? Veremos tres pautas y una meta al considerar la disciplina de explicar correctamente la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15).

Pauta #1: Usar la Biblia para explicar la Biblia. Hay muchos casos en los que la Biblia proporciona su propia explicación o aclaración para términos o ideas desconocidos. A veces puede haber una nota simple, proporcionada por el autor, para explicar algo que podría ser importante para los futuros lectores (véase Juan 7:38-39; Lucas 20:27).

Pauta #2: Usar lo fácil para explicar lo difícil. Todos podemos simpatizar con Pedro cuando declaró acerca de su compañero apóstol Pablo, diciendo: «Algunos de sus comentarios son difíciles de entender» (2 Pedro 3:16). ¡Incluso a Pedro le costó interpretar la enseñanza de Pablo! Cuando ocasionalmente nos encontramos con algún pasaje difícil de entender, siempre es importante tratar de dejar que los pasajes claros y sencillos nos guíen mientras intentamos comprender su significado.

Pauta #3: Cortar un camino recto hacia la verdad. El consejo de Pablo a Timoteo fue el siguiente: «Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse y que explica correctamente la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). La palabra clave que se traduce aquí como «explica correctamente» es un término griego que significa «cortar recto». La imagen que se debe utilizar es la de un camino que se corta a través del campo. En la época de Pablo, los romanos acostumbraban a cortar caminos en línea recta para facilitar el acceso tanto a los movimientos comerciales como a los militares. De la misma manera, Pablo quería que Timoteo le facilitara a la gente ver la verdad del mensaje del Evangelio a través del uso cuidadoso y preciso de las Escrituras.

Por supuesto, en los días de Timoteo, la Biblia aún no era el volumen completo de sesenta y seis libros que conocemos ahora. Pablo mismo todavía estaba escribiendo su propia contribución al Nuevo Testamento, al igual que otros apóstoles. Sin embargo, la Biblia ahora está completa y sirve como nuestra autoridad final de fe y práctica. Sus verdades están incrustadas en palabras, oraciones gramaticales y párrafos; se pueden leer y entender. En los lugares donde su significado es oscuro para nosotros debido a la brecha del tiempo, el idioma y la cultura, esas verdades aún pueden ser buscadas por obreros diligentes que luego pueden «cortar camino recto» para que otros lo sigan. Cuando esto se hace fielmente, aquellos que buscan genuinamente la verdad son capaces de discernir la verdad bíblica sobre los errores comunes.

La meta de la correlación es discernir le verdad universal. A lo largo de la Biblia, descubrimos y discernimos verdades acerca de Dios y la humanidad. Algunas de estas verdades son particulares y específicas, otras son generales o universalmente verdaderas. Cuando Dios actúa en la historia, lo que Él hace puede ser específico al lugar y al momento, como cuando Dios promulgó la ley mosaica. Sin embargo, el por qué lo hizo refleja algo que siempre es verdadero acerca de Dios, tal como Su santidad.

Cuando tratamos de discernir una verdad universal, buscamos la característica de Dios o de la humanidad relacionada con la razón por la que Él lo hizo. ¿Qué hay acerca de Dios o de la humanidad que produce este curso de acción consistente y predecible? Por ejemplo, aunque los cristianos no están bajo la ley del Antiguo Testamento, todavía servimos a un Dios santo que nos llama a una vida de santidad. La verdad universal se encuentra en el principio de santidad, que es verdad en cada generación.

Nuestra tarea es distinguir los principios universalmente verdaderos y decidir qué hacer con ellos por medio de la aplicación, lo cual discutiremos en la próxima edición.

Hay por lo menos cuatro beneficios principales de correlacionar las Escrituras con las Escrituras:

  1. Basará su interpretación en un claro discernimiento en lugar de en opiniones vagas. Todos tienen una opinión acerca de lo que un versículo o pasaje «significa para ellos». Pero ¿alguna de esas opiniones realmente importa? ¡Absolutamente que no! Lo que realmente importa es la intención de Dios y lo que los autores originales inspirados por el Espíritu de Dios se sintieron motivados a comunicar cuando redactaron las Escrituras.
  2. A medida que se amplía su conocimiento, su comprensión de las Escrituras se profundizará. Al comparar pasajes de toda la Biblia, tal como lo hizo Jesús cuando corrigió a los fariseos, asegurará una mayor precisión en su determinación de lo que significa la Biblia.
  3. Cultivará un enfoque razonable y equilibrado de las Escrituras. Qué fácil (y qué peligroso) es volverse inflexible en su enseñanza de las Escrituras. La correlación proporciona una barrera de protección para protegerse contra ese dogmatismo innecesario al garantizar una presentación equilibrada y más amable de la verdad bíblica.
  4. Será capaz de separar la verdad del error rápidamente. La correlación perfecciona su capacidad para detectar errores sutiles en la enseñanza de otros que promueven ideas incorrectas y que manejan las Escrituras descuidadamente.

Por lo tanto, no espere mucho tiempo para empezar. ¡Se sentirá animado cuando descubra cuán maravillosamente encaja la Palabra de Dios en su conjunto!

Adaptado de Charles R. Swindoll, Aliméntese de las Escrituras: Encuentre la nutrición que su alma necesita (Carol Stream, IL: Tyndale House, 2017).