¿Cuál es la autoridad final en su vida? Quiero decir, cuando usted se ve acorralado, cuando en realidad está con la espalda contra la pared, cuando se ve obligado a enfrentar la realidad, ¿en qué se apoya?

Antes de que responda demasiado aprisa, piense al respecto por unos momentos. Cuando se trata de establecer una normativa de moralidad, ¿qué es su guía? Cuando necesita una brújula ética para hallar el camino para salir de la selva ética, ¿dónde está el norte? Cuando está en un mar tormentoso y agitado de emociones, ¿qué faro le muestra donde hallar la orilla?

No puede haber autoridad más confiable en la tierra que la palabra de Dios, la Biblia. Esta fuente eterna, confiable, de verdad tiene la clave para abrir los misterios de la vida. Sólo ella nos provee el refugio que necesitamos en las tormentas.

Pero necesitamos entender por qué. ¿Por qué la Biblia califica como nuestra autoridad final?

La Palabra de Dios es Verdad

“Tu palabra es verdad,” dijo Jesús a orar al Padre (Juan 17:17). Verdad, verdad real, verdad en la que se puede confiar, verdad que nunca se marchita ni se agría, verdad que nunca es tiro por la culata ni hará que uno se desvíe, esa es la verdad de la Biblia. De eso es de lo que se trata la Biblia. Por eso la Biblia nos provee el respaldo constante y necesario.

El Libro de Dios Es la Voz de Dios

La Biblia es “el mensaje de Dios.” Es, de hecho, “la palabra de Dios.” El apóstol Pablo testificó claramente esa verdad en su Primera Carta a los Tesalonicenses:

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes. (1 Tesalonicenses 2:13)

Piénselo de esta manera: el Libro de Dios es, por así decirlo, la voz de Dios. Si nuestro Señor se hiciera visible y volviera a esta tierra, y hablara su mensaje, estaría en línea con la Biblia. Su mensaje de verdad encajaría exactamente en lo que uno ve en las Escrituras: su opinión, su consejo, sus mandamientos, sus deseos, sus advertencias, su mismo corazón, su misma mente. Cuando uno descansa en la voz de Dios —su mismo mensaje— uno tiene un cimiento seguro; tiene verdad en la que puede confiar; tiene poder que imparte nueva vida y deja en libertad la gracia por la cual uno puede crecer en fe y dedicación.

La Palabra de Dios Perdurará

¿Se da cuenta usted de que sólo hay dos cosas eternas en la tierra en la actualidad? Sólo dos: las personas y la Palabra de Dios. Todo lo demás finalmente será quemado; todo lo demás. Eso como que pone las prioridades en orden, ¿verdad? Las cosas que ponemos en los anaqueles, aquello que enmarcamos, los trofeos y otros cachivaches que pulimos y nos encanta mostrar, las cosas de las que estamos tan orgullosos, todo está destinado a la hoguera final (2 Pedro 3:7, 10-12). ¡Pero no el Libro de Dios! Pedro nos recuerda que la verdad “permanece para siempre” (1 Pedro 1:25). La hierba crece y se seca; las flores florecen y después se mueren. Pero el mensaje escrito de Dios, la verdad, permanecerá para siempre. Todas sus promesas se cumplirán. Su verdad redentora no puede ser anulada ni cambiada. Su palabra poderosa realizará todos sus deseos y logrará el propósito para la que fue enviada (Isaías 55:10-11). ¡Su palabra perdurará!

La Palabra de Dios Es Inspirada

Pero espere. ¿Acaso toda esta charla en cuanto a la Biblia no conduce a una pregunta importante que hay que hacer? La pregunta es como esta: ¿Cómo puede alguien entusiasmarse tanto acerca de algo que fue escrito por hombres? No tenemos problemas con el Dador de la verdad. Él la dio . . . pero, ¿acaso la verdad no se corrompió cuando Él la envió a la tierra por las manos y mentes de hombres pecadores?

Este es el momento perfecto para que usted se familiarice con tres términos doctrinales: revelación, inspiración e iluminación. La revelación tuvo lugar cuando Dios dio su verdad. Inspiración tuvo lugar cuando los escritores de las Escrituras recibieron y anotaron la verdad de Dios. Hoy, cuando comprendemos y aplicamos la verdad de Dios, eso es iluminación.

El asunto crítico, su confianza en la Biblia, se relaciona directamente con su confianza en su inspiración. ¿Cómo podemos estar seguros de que la Palabra de Dios está libre de error, es absolutamente verdad y, por consiguiente, merece nuestra confianza completa? Pablo provee gran ayuda para responder a esta pregunta:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)

Cuando Dios reveló su verdad para que escritores humanos la anotaran, Él “exhaló” su palabra. Cuando le dictamos una carta a alguien, “exhalamos” un mensaje y otra persona mecanografía lo que hemos dicho. Pero, ¿acaso los escritores de las Escrituras simplemente tomaron dictado?

Cuando uno sabe lo suficiente en cuanto a la Biblia, se da cuenta de que fue escrita por muchas personas diferentes, con personalidades diferentes. Pedro no suena como Juan; Juan no suena como David. De alguna manera la personalidad de cada escritor fue preservada sin corromper el texto con debilidad y error humano. Eso descarta la idea del dictado.

Así que, ¿cómo hizo Dios que esto suceda? Segunda de Pedro 1:21 nos da otro indicio: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

La expresión “siendo inspirados” es traducción de un término náutico griego antiguo (fero) que describe barcos en el mar. Cuando un barco estaba a merced de los vientos, las olas, y las corrientes del mar, era “inspirado” por un poder aparte del propio. Esa es la palabra que se usa aquí. Ellos izaron, por así decirlo, sus velas, y dejaron que el Espíritu Santo las llenara y así los deseos del Espíritu Santo “los inspiró.”

La Palabra de Dios lo Sostendrá

Así que nuestra conclusión es esta: En la Biblia tenemos la preservación de un texto completamente confiable, autoritativo e inspirado. La pregunta que cada uno de nosotros debe hacerse a sí mismo es ésta: ¿Puedo confiar en ella, especialmente cuando atravieso experiencias caóticas en mi vida? Mi respuesta, y en oración espero que sea la suya también, es ¡absolutamente y sin reservas! Lo maravilloso de apoyarse en el Libro de Dios es que le da a uno estabilidad. Le da ese profundo sentido de propósito y significado. Ningún otro consejo lo llevará a usted a largo plazo. Ninguna otra verdad le ayudará a mantenerse firme en las tormentas de la duda e incertidumbre. Ninguna otra realidad le dará fortaleza para cada día y profunda esperanza para el mañana. Ninguna otra instrucción tiene el poder de darle nuevo significado a su vida.

Adaptado de The Living Insights Study Bible, Charles R. Swindoll, ed. gen. (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1996), pp. 1312-1315.