La bisagra de la historia

El pequeño Moisés abrió sus ojos a un mundo muy diferente al nuestro. Aunque ni su madre ni su padre lo sabían, el nacimiento de este varoncito dio inicio a una serie de acontecimientos que cambiarían el curso de las naciones y que determinarían el destino de millones. Ese nacimiento le daría un viraje, como bisagra, a la historia. El mundo jamás volvería a ser completamente el mismo otra vez.

Dirigido por la gracia

José fue dirigido por la gracia. Habló con gracia. Perdonó por gracia. Olvidó por gracia. Amó por gracia. Recordó por gracia. Proveyó por gracia. A causa de la gracia, cuando sus hermanos se inclinaron delante de él, atemorizados, pudo decirles: «¡Levántense! ¡Dios lo encaminó todo para bien!».

Esos momentos finales

Quienes tienen una esperanza eterna, aunque se aflijan por la pérdida instantánea que producen la muerte y la dolorosa ausencia posterior, deben recordar y ser consolados por el conocimiento de que, cuando un creyente parte de este mundo, va al lugar de los santos.

Una influencia perdurable

Los hijos de José estuvieron con su abuelo cuando este se acercaba a esos momentos finales. Sintieron su mano en sus frentes, y escucharon sus tiernas y sabias palabras de bendición.

Promesa final

José prometió hacer lo que su padre le pidió, y también lo indicó colocando simbólicamente su mano debajo del muslo de Jacob. Era una posición común en este tiempo para hacer un juramento.

Prueba de integridad

Lo extraordinario es que José no abusó de su poder, ¡ni siquiera una sola vez! Dios lo había sacado a él de la esclavitud, y nunca olvidó lo maravillosa que había sido su esa liberación. A todo aquel que le ha sido dado mucho, mucho se le demandará.

Planificación innovadora

Si usted es un líder, de vez en cuando se encontrará con un muro imponente, intimidante, y por lo general alto y resbaladizo.

Prueba de lealtad

Una queja que escuchó a menudo contra los empleados cristianos que trabajan para empleadores creyentes, es la suposición, la expectativa de que recibirán un trato especial por ser miembros de la familia espiritual. Esperan tener ciertos privilegios, mejor sueldo, bonos especiales de vacaciones y otros beneficios, no porque se los hayan ganado o se los merezcan, sino simplemente porque creen en el mismo Señor.

La reunión familiar definitiva

Ese día, todos escuchamos el sonido de una trompeta. Conozco a algunos que esperan escuchar las melodiosas cuerdas de un arpa; yo no. Lo que espero es oír el gemido solitario de una armónica, porque mi padre está en la gloria, esperando mi llegada. Y en esa «gran mañana» de un nuevo día, toda nuestra familia volverá a reunirse para siempre en la presencia del Señor.

Dios en la mudanza

Afortunadamente, a estas alturas Jacob ya se había convertido en un hombre sabio y avezado. Se detuvo y esperó, dispuesto a saber si el traslado a Egipto iba a estar acompañado por la presencia y la bendición de Dios.