De pie ante el rey, de rodillas ante Dios

Cuando estés frente a una gran oportunidad, recuerda que no estás allí para demostrar tu grandeza, sino para reflejar la de Dios. Sé valiente, sí… pero también sé humilde. Porque el favor de Dios no es una plataforma para la autopromoción, sino una invitación a glorificar Su nombre.

No olvides quién te dio la respuesta

No hay espacio para la arrogancia cuando reconocemos que, sin Dios, no tendríamos ni visión, ni respuesta, ni vida. Cada oportunidad, cada palabra, cada habilidad, cada puerta abierta es una manifestación de Su gracia. Hasta el aire que respiras y el discernimiento para tomar una decisión correcta vienen de Él.

El poder de recordar quién tiene el control

Y cuando recuerdas quién gobierna el universo, puedes enfrentar cualquier escenario con paz.
Hoy puede ser el momento ideal para pausar, levantar tu mirada y decir: «Gracias, Señor… aún aquí, Tú estás en control».

Una pausa para alabar a Dios

¿Dios ha respondido tus oraciones? Detente. Reconócelo. Alábalo. Haz memoria de su fidelidad antes de avanzar hacia el siguiente paso.
Antes de contarle al mundo tu respuesta… dale a Dios tu gratitud. Porque cuando reconoces Su mano, también renuevas tu corazón.

Esperar no es perder el tiempo

Esperar no es perder el tiempo. Es permanecer en el lugar correcto hasta que Dios decida actuar. En ese espacio de espera, Él trabaja en nuestro carácter, refina nuestra fe y prepara las circunstancias para que Su voluntad se cumpla con poder.

Cuando no hay respuesta… Ora

El cielo no se inquieta con tus imposibilidades. De hecho, muchas veces es ahí donde Dios más se glorifica. Cuando llegas al final de tus fuerzas, estás justo en el umbral del mover sobrenatural de Dios. Así que ora. Pide ayuda. Y espera con esperanza. Porque cuando no sabes qué hacer… Dios ya está haciendo lo que tú no puedes.

Calma que cambia el rumbo

Cuando tú haces tu parte —con integridad, humildad y valor—, Dios se encarga de hacer la Suya. Él no solo transforma circunstancias… también suaviza corazones cuando respondemos con sabiduría y fe.

Sabiduría bajo presión

¡Qué extraordinario ejemplo de valor con tacto! Daniel no levantó la voz, no exigió sus derechos, no culpó a nadie. Solo formuló una pregunta sabia y serena. Su fe no lo hizo imprudente ni temerario; lo hizo sabio y respetuoso. Y esa actitud, más que abrir puertas, detuvo una espada.

Decretos de muerte… y oportunidades de fe

En este punto crítico, Dios está a punto de usar a Daniel para cambiar la historia. Y si tú permaneces fiel, también puede usarte a ti. Porque las crisis humanas son solo el principio de los milagros divinos.

¿Quién tiene la última palabra sobre tu vida?

Hoy en día, lo místico y lo oculto sigue teniendo su atractivo. Se presenta como espiritualidad “profunda” o “conectada con el universo”. Pero la Biblia es clara: no pongas tu confianza en adivinadores, videntes ni encantadores. Pueden impresionar… pero no pueden intervenir. Pueden entretener… pero no pueden transformar.