Apocalipsis 1:8
En las primeras palabras del libro de Apocalipsis, Dios usó una metáfora cultural para describirse a Sí mismo: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin—dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso» (Apocalipsis 1:8). Tal lenguaje debe de haber sonado familiar al apóstol Juan y a sus lectores griegos. Alfa es la primera letra del alfabeto griego; Omega es la última.
A través de la escritura de Juan, Dios repitió este nombre, con un giro, en Apocalipsis 21:6: «También [Dios] dijo: «¡Todo ha terminado! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin». Cuando algo se repite en la Biblia, el propósito es el énfasis. Así que debería llamar nuestra atención también en Apocalipsis 22:13 cuando Jesús dijo el título también: «Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin».
«El primero y el último, el principio y el fin», estas extrapolaciones reflejan el ser eterno de Dios y Su puntualidad. Es un nombre que dice: «estuve en principio, he estado aquí todo el tiempo y estaré aquí hasta el final». Los creyentes judíos que leyeran el libro de Juan habrían escuchado el eco del «Yo Soy» (Yahweh), el nombre personal de Dios que señala que es eterno. (Véase Éxodo 3:14; Isaías 41:4; 43:10; 44:6).
El hecho de que Jesús declarara que Él es Alfa y Omega revela Su igualdad con Dios todopoderoso. Jesús, la segunda persona de la Trinidad, también estuvo presente en la creación. En la versión de La Biblia de las Américas leemos en Juan 1:1–2: «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios». En el evangelio de Juan, también dijo «Yo Soy» (Juan 8:58), declarando directamente Su deidad. Antes de nacer como hombre en la Israel del primer siglo, Jesús existía fuera del tiempo junto con el Padre y el Espíritu Santo. También estuvo presente en el principio de los tiempos y estará presente en el final de los tiempos.
«Alfa y Omega» implica más que la existencia eterna. También declara preeminencia, autoridad y soberanía. Cuando una persona que habla inglés dice que sabe algo «de la A a la Z», esa persona está diciendo que conoce el tema completa y exhaustivamente. De la misma manera, «Alfa y Omega» indica el poder completo y la soberanía fiel de Dios y Su Hijo, Jesús, sobre la creación. Esto no lo habrían pasado por alto los lectores originales. «La combinación de Alfa y Omega en la literatura secular vino a designar el universo entero y todo tipo de poderes divinos y demoníacos, para que, en Apocalipsis, este título pudiera referirse al dominio de Cristo sobre el universo».
Servimos a un Dios poderoso y vivo que creó la tierra, puso en acción un plan para redimir la tierra y un día vendrá a juzgar la tierra y todas las personas. Apocalipsis nos muestra a Jesús, el Alfa y Omega; el Rey del universo victorioso y todopoderoso; siempre presente y soberano Señor sobre nuestras vidas. La invitación es que le temamos como Juez o le adoremos como Rey. Vengan, adoremos y arrodillémonos.
Adaptado del libro, Los Nombres de Jesús. Publicado por Visión Para Vivir. Copyright © 2023 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.