Isaías 9:6

De vez en cuando, todos necesitamos un consejero. En temas legales, es de ingenuos no tener un abogado. Cuando tomamos decisiones financieras importantes, es prudente hablar con un asesor. Los estudiantes necesitan alguien que les guíe cuando van a la universidad o comienzan sus carreras. Es un mundo complejo, y los sabios saben que no se puede caminar por la vida solo.

Pero los consejeros humanos, aunque sean de ayuda, también pueden fallar. Solo hay un consejero en quien podamos confiar, que esté disponible siempre y absolutamente económico: Jesús.

Antes del nacimiento de Jesús, Dios dio consejo a través de Sus profetas. Sin embargo, con demasiada frecuencia, los que se encontraban en el poder a menudo se negaban a escuchar. Este fue el caso del necio rey Acaz, quien forzó a la nación de Judá a sufrir porque se negó a escuchar al profeta Isaías. Con una guerra que se acercaba, el Señor prometió ungir a otro rey, uno que no necesitaría maestros, mentores o consejeros que lo guíen porque Él mismo

llevaría el nombre de «consejero maravilloso» (Isaías 9:6).

En hebreo, el nombre es pehleh yawats, que se traduce como: «Maravilla de Consejero», lo cual implica que las palabras de Jesús, Su enseñanza, sería excepcional y distinguida del consejo humano. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento atesta que Jesús estuvo a la altura de sus expectativas.

La primera parte del libro de Isaías se burla de la sabiduría humana, la cual no tiene sabiduría espiritual (5:20–21). Por el contrario, Jesús, como se destaca en el pasaje mesiánico de Isaías 9:6, nos da una sabiduría maravillosa. El Espíritu del Señor descansa sobre Él, dando sabiduría que transciende el entendimiento humano (11:2). Tal sabiduría divina, tal consejo maravilloso, incluye la verdad de que la debilidad es fuerza, el rendirse es tener la victoria y la muerte es vida (53:1–12). Como nuestro Consejero Maravilloso, Jesús llevó esa sabiduría al Nuevo Testamento cuando enseñó que un grano de trigo debe morir para llevar fruto y que quien quiera vivir debe negar su vida (Juan 12:24–26).

Más de dos mil años después, tanto sabios como simplones, príncipes y pobres, líderes y trabajadores, reyes y capitalistas, espiritualistas y laicos siguen buscando el consejo de Jesús. La sabiduría de Jesús sigue sorprendiendo de la misma manera que sorprendía durante Su ministerio en la tierra. En cualquier medida, Su enseñanza lleva la marca no solo de grandeza, sino de maravilla y magnificencia. No hay otro individuo que haya poseído tal sabiduría divina y que haya cambiado tantas vidas gracias a Su enseñanza. Así que, sea cual sea nuestra opinión sobre Salomón, Buda, Confucio, Aristóteles u otro individuo sabio, Jesús va primero.

Hoy, el consejo de Jesús está disponible para todos. A través de la Escritura, encontramos la maravillosa sabiduría de la mente de Dios.

Como el salmista podemos confesar:

«Tus leyes [Dios] me agradan;
me dan sabios consejos».
(Salmos 119:24)

Y si rechazamos los caminos de Acaz y escuchamos y aprendemos del consejo de Dios, descubriremos que somo bendecidos (Salmos 119:2).

Sin embargo, para entender por completo la sabiduría del Consejero Maravilloso, debemos rendir nuestras mentes y espíritus al Consejero Maravilloso, debemos tener fe en Jesucristo y recibir el regalo del Espíritu Santo. Si no lo ha hecho aún o no está seguro de haberlo hecho, lea «Cómo comenzar una relación con Dios» en la parte de atrás de este libro. Cuando damos nuestra vida a Cristo, Él promete enviarnos al Espíritu Santo, quien nos «guía en toda verdad», incluyendo la sabiduría excepcional de Jesús, nuestro Consejero Maravilloso.

Adaptado del libro, Los Nombres de Jesús. Publicado por Visión Para Vivir. Copyright © 2023 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.