1 Samuel 3:1-18

La tentación de cualquier hijo del que está dedicado al ministerio cristiano es ver el trabajo del ministerio como un trabajo más, como cualquier otra ocupación religiosa. Derribar esa muralla de «religión pública» debe ser la gran responsabilidad del padre-ministro, si quiere que sus hijos entiendan que no se trata de una profesión más o de una actividad de entretenimiento donde mamá o papá hacen una representación.

La palabra clave es autenticidad. No perfección, por supuesto, ya que nadie hace bien todas las cosas. En ser auténticos. Reconozca sus errores, hágase responsable totalmente de ellos, pida perdón, sea rápido en darlo, dé a sus hijos suficiente espacio para cometer errores, y permítales que vean su vida entre bastidores, con amor, cordialidad y humor. Todo esto toma tiempo y esfuerzos, y le costará productividad en el trabajo. Pero considérelo una inversión invalorable. . .  y permanente.

Las familias que se desintegran son las que tienen padres que se niegan a enfrentar la gravedad de las acciones de sus hijos. Elí sabía lo terribles que se habían vuelto sus hijos, ¡pero no hizo nada! He visto a padres que se niegan a ver la realidad y que no reconocen que sus hijos tienen serios problemas con la droga, la pornografía, la promiscuidad sexual o con el robo, conductas que la mayor parte de las personas normales considerarían una señal de advertencia. Pero actúan como si la crisis se resolverá por sí sola, con un poco de paciencia; eso es falso.

Si usted tiene hijos pequeños, tiene unos hijos que son impresionables. Este es el momento para que usted haga la inversión más importante en ellos. Si espera hasta que sean tan altos como ustedes, ya habrá permitido que se siembren las semillas de su destrucción.

Si sus hijos son casi adultos, acepte la responsabilidad que usted tiene por sus malas decisiones, y después haga lo que sea necesario para salvarlos. Por haber esperado tanto tiempo, hay pocas opciones que no tengan consecuencias graves a corto plazo. Por lo tanto, piense en las de largo plazo, y haga lo que tenga que hacer. Nunca es demasiado tarde para comenzar a hacer lo correcto.

Las familias que se desintegran son las que tienen padres que se niegan a enfrentar la gravedad de las acciones de sus hijos.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.