Salmos 127, 128

Si una relación con Dios es el fundamento de un hogar, los hijos son los ladrillos y el mortero. El sabio rey Salomón continúa exaltando el hogar sólido y ahora se enfoca en el valor de los hijos.

Los hijos nacidos dentro del hogar

He aquí, heredad del Señor son los hijos; recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del valiente, así son los hijos que se tienen en la juventud. Bienaventurado el hombre que llena de ellos su aljaba.
No se avergonzarán, aunque hablen con los enemigos en el tribunal.
(Salmo 127:3-5)

El compositor capta nuestra atención cuando utiliza la frase, «he aquí». Esos tres versículos hablan ahora de la actitud adecuada que los padres deben tener hacia sus hijos.

Observe los tres títulos que el compositor utiliza cuando se refiere a los hijos: (1) «heredad», (2) «recompensa» y (3) «flechas». Cada una de esas palabras requiere análisis.

El término, «heredad» viene de la palabra hebrea que significa posesión, propiedad o algo que se comparte o se asigna. Los hijos son la posesión del Señor. Los hijos le pertenecen a Él; Dios los comparte con los padres. Ahora bien, este tercer versículo no dice «algunos hijos» o la «mayoría de los hijos» sino sencillamente «hijos» implicando con ello todos los hijos. . .  ¡hasta los suyos! No hay tal cosa como un nacimiento accidental o un embarazo sorpresa desde el punto de vista de Dios. Y los padres son sabios cuando reconocen el hecho de que su hijo es un regalo personal de Dios. Si usted y yo creyésemos verdaderamente que Dios nos ha asignado cada hijo que tenemos, entonces le daríamos un significado completamente diferente a aquel hijo que no habíamos planeado tener.

La palabra, «recompensa» transmite la idea de placer, de algo que se da como una prueba tangible de apreciación. Los hijos nunca deben ser vistos como un castigo de Dios, ¡al contrario! El fruto del vientre es una muestra del amor de Dios. Ese hijo es una recompensa que Dios le ha dado.

La palabra «flechas» también tiene un significado importante. Usted puede observar que la ilustración tiene que ver con un guerrero que tiene flechas en su mano. Imagine la escena. Un guerrero en medio de una batalla no se detiene a fabricar sus flechas ni tampoco las ignora. Él las utiliza y las dirige hacia el blanco. Cada padre es responsable por la dirección de sus hijos. Un hijo, al igual que una flecha, es incapaz de dirigirse por sí mismo. Los padres tienen la responsabilidad fundamental de dirigir las vidas tempranas de sus hijos. Esto tiene mucho sentido cuando consideramos que un niño nace en un estado de depravación y pecado interno. Haga una pausa ahora y lea el Salmo 51:5 junto con el Salmo 58:3. Ambos versículos verifican que los hijos nacen en un estado de iniquidad. Salomón enfatiza este hecho en Proverbios 22:15: «La insensatez está ligada al corazón del joven, pero la vara de la disciplina la hará alejarse de él». Los hijos necesitan autoridad paternal.

¿Qué es lo que sucede cuando un niño no recibe ninguna dirección? Proverbios 29:15 nos responde: «La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho dejado por su cuenta avergüenza a su madre». Por otro lado, lea lo que dice Proverbios 22:6:

Instruye al niño en su camino; y aun cuando sea viejo no se apartará de él.

Dios nos da los hijos como una responsabilidad delegada para cuidar lo que Él atesora más en el universo: la gente. Cada hijo, por lo tanto, debe ser visto como un regalo, apreciado como una recompensa y dirigido con una flecha.

Afirmando el alma: Dios tiene un designio para cada vida que Él crea y que, a propósito, es tan singular como la huella digital de un individuo. Si usted es un padre de familia, escriba el nombre de cada uno de sus hijos en diferentes hojas. En un párrafo, describa los talentos, las habilidades, los intereses y el temperamento de cada uno de sus hijos. Luego determine en que forma usted puede ayudarle a cada uno de sus hijos a que desarrolle sus propias virtudes. Esto puede convertirse en conversaciones bastante significativas.

No hay tal cosa como un nacimiento accidental o un embarazo sorpresa desde el punto de vista de Dios.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.