¿Cuándo fue la última vez que se dio tiempo para dar un largo paseo, leer un buen libro, o simplemente descansar mientras veía una puesta de sol? Muchos de nosotros nos sentimos culpables cuando pasamos más de diez minutos siendo «improductivos». Nos ha vendido la idea de que un cristiano comprometido es un cristiano ocupado, constantemente involucrado con la gente, los programas y produciendo resultados. Y debido a que muchos cristianos se fuerzan a sí mismos para estar en una constante productividad, a menudo ven a aquellos que disfrutan de un tiempo regular de ocio como personas indisciplinadas e irresponsables. Hemos sido programados para creer que la fatiga equivale a la piedad, que es mejor «quemarse» que «oxidarse». Pero de cualquiera de estos dos extremos nos sacan del curso de la carrera que Dios ha puesto delante de nosotros para que corramos. Por lo tanto, si usted ha dejado que su trabajo le consuma todo su tiempo, o se ha convertido en su mayor fuente de identidad, valía personal y seguridad, este mensaje es para usted. Tome unos minutos para dejar que la Palabra de Dios le ayude a comprender que el tiempo de ocio no es un lujo opcional, sino algo absolutamente necesario para sobrevivir.
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