¿Alguna vez usted se ha visto rodeado de las cosas de Dios por medio de actividades, estudios bíblicos, alabanzas y, aun así, no encuentra a Dios por ningún lado? Puede ser precisamente la gente que vive rodeada de un ambiente cristiano como pastores, miembros de iglesias, hijos de padres cristianos, estudiantes de escuelas cristianas, directores de organizaciones eclesiásticas, etc., los que con mayor facilidad se olvidan de Dios. Es fácil dar por sentado la presencia de Dios cuando estamos tan involucrados haciendo todas las cosas que le pertenecen a Él. Pero este problema no es nuevo. ¿Quiénes estaban más saturados de Dios que los israelitas en los días de Moisés? Ellos fueron seleccionados por gracia para ser el pueblo especial de Dios, liberado de las cadenas de Egipto y rescatados del ejercito del faraón, sustentados por la provisión milagrosa de Dios en el desierto. Sin embargo, ellos se habían vuelto duros e insensibles como leños carbonizados en una fogata apagada, ante cuyos ojos, Dios su Gran Libertador se había convertido en un cruel tirano.
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