Para muchos, parece haber un problema con la oración. Algunos dicen que no oran porque no saben cómo hacerlo; otros, porque creen que Dios no los va a escuchar; y algunos más, consideran la tardanza de Dios en responder sus oraciones como una negativa de Dios. Por otro lado, hay algunos que son más pesimistas y se atreven a decir, «No veo la razón para orar, si al final de cuentas, Dios hace lo que Él quiere». Sea cual sea la razón, lo cierto es que para muchas personas la oración representa un problema: DIOS. Cada vez que Dios no responde de acuerdo a nuestra voluntad, nos frustramos. Y es que, cuando nos sentimos atrapados entre la espada y la pared de las circunstancias, es fácil pensar que nuestras oraciones no pasan del techo o se quedan flotando en alguna parte de la galaxia, demasiado insignificantes como para captar la atención del Creador. En medio de esa decepción, con frecuencia somos demasiado lentos para aceptar que el problema con la oración no es Dios, sino nosotros. Aprendamos las instrucciones que Jesús nos da en cuanto a la oración eficaz que agrada a Dios.
Mensaje individual en CD o formato digital
Código de producto: FSVD09/FSVM09