2 Reyes 1: 1—18

No podemos evitar admirar la invariable valentía de Elías. El hombre está solo, delante del rey y, seguramente, rodeado de soldados armados, fieles a Ocozías, que pudieron haber acabado con su vida atravesándolo con una lanza. Pero el siervo de Dios no pensó dos veces en el peligro. Estaba tan convencido, tan dedicado a su Señor, que el pensamiento de protegerse a sí mismo jamás cruzó por su mente.

La valentía de los hombres y las mujeres del Señor se demuestra por su disposición a enfrentar condiciones desagradables, incluso circunstancias amenazantes, con una calma admirable. Actúa con firme decisión, aunque eso signifique acarrearse la impopularidad personal. Nada frena su pasión de obedecer su Dios. . . cueste lo que cueste. El mensaje del Señor es lo más importante. Y punto.

Pocos en la historia de la iglesia poseyeron esta cualidad de valentía apasionada en mayor medida que Martín Lutero. Se ha dicho que fue, quizás, el hombre más valiente que jamás ha existido. Lutero dijo en su histórico viaje a Worms lo siguiente: «Ustedes pueden esperar de mí cualquier cosa, menos que me atemorice o que me retracte. No huiré, ni mucho menos me retractaré».

Los amigos de Lutero estaban preocupados por su seguridad. Al pensar en los graves peligros que le esperaban, trataron de disuadirlo. Pero el simple pensamiento de no ir a Worms lo disgustaba hasta el punto de llevarlo a decir: «Iré a Worms aunque allí haya tantos demonios como tejas en las azoteas».

En una ocasión posterior, mientras aguardaba reunirse con todos los prelados de la iglesia, le preguntaron a Lutero si sentía temor. «¿Temor? Más que al Papa y sus cardenales, a quien más temo es a ese gran Papa, a mí mismo».

Elías se alzó por encima de sus enemigos, de su rey e incluso de sí mismo; se mantuvo firme, dio el mensaje, y se negó a restarle fuerza. Que cada vez sea más grande el número de personas como él, en estos días en los que es tan común encontrar una teología superficial y complaciente, tan característica de los ministerios superficiales y súper efusivos.

Y que usted encuentre el espíritu de valentía en su propio corazón.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.