Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura. (Proverbios 4:1)

Papá, ¿es posible que usted se haya comprometido demasiado, que esté tan involucrado en su trabajo o en algún proyecto lejos de casa, o entretenimiento, que le está robando el tiempo y energía que le pertenece a su familia? Lo entiendo; créame; lo entiendo . . . .

En lugar de presentarles a los padres un reto para dar de sí mismos, nuestro sistema cultural les anima a darles las cosas que salarios aumentados pueden comprar: una mejor educación, viajes al extranjero, posesiones materiales, casas más bonitas, automóviles . . . . Pero, ¿qué tal en cuanto a papá mismo? Y, ¿ese aprendizaje sin precio que se aprende en su presencia? . . . Se ha perdido en el ajetreo . . . .

¡Vamos, papás, encabecemos una revuelta! Rehusemos dar oídos al sistema. Empecemos a decir que no a más y más de las cosas que nos alejan cada vez más de los que más nos necesitan. Recordemos que los regalos más grandes de la tierra que podemos proveer son nuestra presencia e influencia mientras vivimos, y un magnífico recuerdo de nuestras vidas una vez que nos hayamos ido.

Tomado de Charles R. Swindoll, Sabiduría para el Camino (Nashville: Grupo Nelson, 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Mundialmente reservados todos los derechos.