David meditaba en el diseño intrincado que Dios había puesto en la humanidad en el Salmo 139 y en el amor leal del Señor por cada individuo. Eso lo hacía enojarse con los enemigos de Dios. Él pensaba: «¡Son tan malos! ¡Son tan desleales! ¡Es inexcusable que quieran rebelarse ante Dios!»
Aliento y Consuelo
Una especie maravillosa
La canción de David acerca de los atributos del Señor continúa con una celebración de la vida humana, evidencia del genio creativo de Dios.
La habilidad de Dios como Creador
El Salmo 139 nos vincula con Dios. Esta canción, al igual que otros pasajes de la Escritura, nos conecta con nuestro Creador.
No hay nada encubierto de Dios
En los versículos 11 y 12 de la canción de David acerca de la magnificencia y la cercanía de Dios, él anuncia que ni siquiera las tinieblas afectan la presencia de Dios.
Dios está más cerca que nunca
Entendido, Dios me conoce y me controla; Él puede hacerlo en cualquier distancia, sin importar si es a millones de millones de años luz en el espacio. Pero, ¿está cerca de mí? Según el Salmo 139, la canción de David acerca de los asombrosos atributos de Dios, la respuesta es afirmativa.
El control de Dios en los detalles
La canción de David acerca de los atributos asombrosos de Dios continúa en tanto que se maravilla por la habilidad de Dios de seguir en completo control de su universo.
El conocimiento íntimo de Dios
¿Qué tan bien me conoce Dios? En los primeros cuatro versículos del Salmo 139, se nos da la suficiente información para descubrir que Dios es omnisciente. Él lo sabe todo.
Importante para Dios
Para el salmista, Dios estaba allí con él. ¿Sabe que es lo mejor? Que eso significa que Dios está aquí con nosotros. Le podemos conocer porque Él es real.
La respuesta de Dios
¿Respondió Dios el ruego del Salmo 137? ¡Absolutamente! Después de setenta años en el exilio, todos los judíos que deseaban regresar y reconstruir la ciudad de Jerusalén y restaurar el templo pudieron hacerlo. Y los judíos aprendieron su elección.
De regreso a Dios
El compositor del salmo 137 reconoció el sufrimiento de su situación y admitió que Judá había provocado su propio castigo.