Hay una carrera larga, exigente que hay que correr, la mayoría de la cual tiene lugar en las trincheras y sin aplauso. Sugiero que rebajemos nuestras expectativas al intensificar nuestra determinación y dirigirnos a la meta.
Vida Cristiana
Ponga su Enfoque Totalmente en Dios
Cuando hemos esperado lo suficiente en el Señor, tenemos control completo de nuestro espíritu. En tales momentos somos como un guante, y la mano de Dios nos mueve a dondequiera que Él desea.
Dios No hace Cosas Estándares
Cuando Dios interviene, su obra es como la diferencia entre un rascacielos y una estrella.
Promueva la Paz
Pocas cosas son más semejantes a Dios que la paz. Cuando la promovemos, la procuramos, la modelamos, estamos ligados directamente a Él.
Manos Abiertas, Corazones Abiertos
«Me someto a ti. Estoy esforzándome duro por oír lo que estás diciendo. Total, y completamente admito mi dependencia. Acudo a ti buscando respuestas. Y espero».
Nuestro Pastor Dirige el Camino
Dios sabe que la única manera en que podemos alcanzar los lugares más altos de la experiencia y madurez cristiana no es el patio de recreo de la prosperidad sino en el aula del sufrimiento.
Padre de Misericordias
Hay alguien, sin embargo, que sabe plenamente lo que se agazapa en nuestros corazones. Y sabiéndolo, nunca se ríe burlonamente ni se esfuma. Él nunca se encoge de hombros ni se aleja. Más bien, Él entiende por completo, y se queda cerca . . .
Él es el «Padre de misericordias y Dios de toda consolación».
Pensamientos de Excelencia
Puesto que la mente tiene los secretos de remontarse a las alturas, el enemigo de nuestras almas ha hecho de la mente humana el blanco de sus ataques. Sus ataques más insidiosos y estratégicos los lanza contra la mente.
Dios Se Inclina Para Escuchar
Muchos nos sentimos como si tuviéramos que esconder nuestros fracasos, creyendo que nadie podría posiblemente haber fracasado como nosotros. Algunos incluso tienen miedo de contárselo a Dios, temiendo que tal vez Él va a desilusionarse cómo nos imaginamos que otros se desilusionarán.
Ya Basta
No me interesa cuánto gana usted o qué decisiones toma respecto a su estilo de vida. ¿Quién soy yo para juzgar a otros? Mi preocupación en realidad no tiene nada que ver con lo que usted posee, sino más bien con el por qué usted lo posee.