Echemos un vistazo al importante equilibrio entre el liderazgo natural y el espiritual. Un líder, obviamente, debe tener unas cuantas cualidades naturales dadas por Dios que hacen que otros respondan a su influencia. Al mismo tiempo, el líder cristiano debe poseer un grado marcado de devoción dirigida por el Espíritu, humilde devoción al Señor Jesucristo . . . a fin de no caer en la categoría de la criatura ambiciosa autonombrada a quien simplemente le encantan los reflectores. Es sobre este punto que quiero detenerme por unos minutos.
El Dr. A. W. Tozer escribió:
Un líder verdadero y seguro probablemente será alguien que no desea dirigir, pero se ve forzado a un cargo de liderazgo por la presión interna del Espíritu Santo y el apremio de la situación externa. Esos fueron Moisés y David, y los profetas del Antiguo Testamento. Pienso que difícilmente ha habido un gran líder, desde Pablo hasta el día presente, a quien el Espíritu Santo no haya reclutado para la tarea, y el Señor de la iglesia no lo haya comisionado para ocupar un cargo que no tenía el mejor menor deseo de ocupar. Pienso que se puede aceptar como una regla bastante confiable que el que tiene la ambición de dirigir queda descalificado como líder.1
Los líderes espirituales, como ve, no se hacen por voto de la mayoría o decisiones eclesiásticas, ni conferencias, ni sínodos. ¡Sólo Dios puede hacerlos!
Porque ni de oriente ni de occidente,
Ni del desierto viene el enaltecimiento.
Mas Dios es el juez;
A éste humilla, y a aquél enaltece (Salmo 75:6-7).
Esto quiere decir, entonces, que Dios considera su responsabilidad preparar, cultivar, capacitar y promover a ciertas personas a los lugares de liderazgo. Esto es asunto suyo, no nuestro. Escuche Jeremías 45:5:
¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques . . .
Que nunca olvidemos esas palabras. Vivimos en una era de hágalo usted mismo. Estamos programados a pensar en términos de promoción, publicidad, imagen pública y atractivo. Tales cosas comercializan el ministerio y utilizan tácticas de espectáculo . . . o, para usar las palabras de Pablo:
. . . andando con astucia . . . adulterando la Palabra de Dios . . . nos predicamos a nosotros mismos . . .
¿Estoy hablando con un individuo talentoso, capaz, calificado para dirigir, pero a quien Dios todavía no ha promovido? Permítame advertirle del peligro de la ambición egoísta. De maneras silenciosas y sutiles usted puede manipular a otros para que lo noten, para que se impresione con usted. El narcótico barato de la ambición puede amortiguar el dolor de su conciencia . . . pero usted puede remontar la cresta de la fama que ha logrado por sí mismo sólo por un tiempo. Al final, ay, muerde como serpiente.
Las palabras de Salomón son muy apropiadas:
Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
Y él considera todas sus veredas.
Prenderán al impío sus propias iniquidades,
Y retenido será con las cuerdas de su pecado (Proverbios 5:21-22).
Permítame terminar con una nota positiva. Dios sabe lo que se propone. Si lo ha puesto a usted en la banca, fuera de acción por un tiempo, Él sabe lo que está haciendo. Usted simplemente siga fiel . . . manténgase flexible . . . manténgase disponible . . . manténgase humilde, como David con sus ovejas (¡incluso después de haber sido ungido rey!). Aprenda bien sus secciones en el aula de la oscuridad. Dios está preparándole como su flecha escogida. Todavía su caña está escondida en su aljaba, en las sombras . . . pero en el momento preciso en el cual surtirá su mayor efecto, Él lo tomará y lo lanzará al lugar que Él le ha designado.
- Tomado de A. W. Tozer en “The Reaper,” febrero 1962, p. 459, según lo cita J. Oswald Sanders, Spiritual Leadership (Chicago: The Moody Bible Institute, 1980), 35-36. Usado con permiso.
Tomado de Charles R. Swindoll, Growing Strong in the Seasons of Life (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1983) 388-389. Copyright © 1983 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados todos los derechos. Usado con permiso.