Lea Ester 2:10-20.

Ester conservó un espíritu continuamente enseñable. “Mardoqueo le había mandado que no lo declarase . . . . Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba” (Ester 2:10, 20).

Incluso antes de ser finalista en esta frenética competencia, o después, siendo ya reina, nada hizo que Ester fanfarroneara su independencia o quisiera imponer su voluntad. ¡No esta dama! Esta encantadora, digna y sabia mujer todavía estaba dispuesta a escuchar y aprender.

Ester sigue siendo un reluciente ejemplo para las mujeres de hoy. Algunas mujeres son maestras con gran talento. Tienen la capacidad de pararse ante un grupo y abrir las Escrituras, o tienen algún otro aspecto de destreza y mantienen al público absorto con sus nociones y creatividad. Otras se han distinguido en el servicio público. Han desempeñado cargos y oficios de prestigio en la comunidad. Algunas tal vez han viajado por todas partes, o se mueven con confianza en círculos exclusivos con hombres y mujeres poderosos, con quienes se tutean. No hay nada de malo en eso. Pero, permítame preguntarle, ¿ha cambiado eso su capacidad de dejarse enseñar? ¿Se ve a sí misma como la autoridad máxima? O, ¿todo eso sencillamente le ha hecho percatarse de cuán vasta es en realidad su ignorancia? Espero que sea así.

Alguien ha dicho: “La educación consiste en pasar de un conocimiento inconsciente a un conocimiento consciente de la propia ignorancia de uno.” Estoy de acuerdo. Nadie tiene arrinconada a la sabiduría. Por muchos apellidos famosos que citemos en nuestra conversación, eso no eleva la significación del carácter de uno. Si acaso algo, la reduce. Nuestra necesidad más aguda es cultivar una buena disposición para aprender, y conservarnos enseñables. Debemos aprender de nuestros hijos, de nuestros amigos, e incluso de nuestros enemigos. Qué hermoso es hallar un espíritu de corazón servidor, enseñable, en los que ocupan cargos de alto perfil de autoridad.

¿Es usted como Ester, todavía dispuesto a escuchar y aprender?

Tomado de Charles R. Swindoll, Great Days with the Great Lives: Daily Insight from Great Lives of the Bible (Nashville: W Publishing Group, 2005) 196. Copyright © 2005 por Charles R. Swindoll, Inc. Mundialmente reservados todos los derechos.