El ministerio de Pablo estaba saturado de la palabra de Dios. Quince veces en los capítulos 13 y 14 de Hechos se mencionan las frases “palabra de Dios,” “la palabra de verdad,” la “enseñanza del Señor,” “la ley y los profetas,” y “las buenas nuevas” (13:5, 7, 12, 15, 32, 44, 46, 48, 49; 14:3, 7, 15, 21, 25).
En ese primer viaje Pablo llevó consigo apenas lo suficiente para vivir, ropa suficiente para cubrir su cuerpo, un corazón lleno de esperanza y la verdad de Dios, y una confianza en que Dios le mantendría fiel. Eso es lo que le hizo seguir avanzando. Eso fue lo que lo fortaleció contra las fauces opresoras del maltrato en el ministerio
¿Podría ser que usted se ha ablandado algo en los pasados meses en su dedicación a pasar tiempo en las Escrituras Sagradas? Puede ser que a usted le suceda lo que me sucede a mí de cuando en cuando. Por favor, preste atención a esta advertencia gentil: Si usted está preparándose para graduarse de los estudios, o preparándose para asumir nuevas responsabilidades en el ministerio, o preparándose para iniciar una nueva fase en su carrera, no lo haga sin establecer primero un tiempo regular para encontrarse a solas con el Señor, preparándose para el nuevo reto invirtiendo tiempo en la Palabra de Dios. Su futuro espiritual depende de ello. Sin esa dedicación a saturar su vida con la Palabra de Dios, usted pisa el futuro desconocido librado a sus propios recursos. Le insto a que pase suficiente tiempo con el Señor a fin de que pueda fortalecerse por dentro. Puede empezar con tan poco como quince minutos al día.
Algunos están pensando: ¡No tengo quince minutos al día! Trate de abreviar su almuerzo a fin de que tenga tiempo para pasarlo leyendo un Salmo o dos, o digiriendo una de las cartas del Nuevo Testamento.
Si Pablo pudo saturar su vida en la Palabra de Dios, usted y yo también podemos. Usted está tocando a personas en su esfera de influencia que probablemente nadie más tocará. Que se lo conozca por su consagración a la Biblia, su conversación con base bíblica. Que se le conozca por el consejo bíblico que da. Que se le aprecie por su posición bíblica en valores morales. Todo empieza con su inversión de tiempo en la Biblia. Acuda a ella. Satúrese de la Palabra de Dios. Eso en sí mismo le llevará larga distancia en el camino para establecer un ministerio auténtico.