El Adviento, una de las temporadas más significativas del calendario cristiano, a menudo es malinterpretado o ignorado, especialmente entre los creyentes evangélicos. Para muchos, se percibe como una tradición ajena, asociada más con prácticas católicas que con la vida espiritual diaria. Sin embargo, el Adviento es una práctica profundamente arraigada en la historia de la iglesia y llena de simbolismo que invita a los creyentes a centrarse en Cristo y Su obra redentora. A continuación, desentrañaremos tres mitos comunes sobre esta importante temporada, con el fin de aclarar su verdadero significado.

Primer mito: el Adviento es solo una práctica católica

Un error común es creer que el Adviento es exclusivo de la Iglesia católica. Esta percepción ha llevado a que muchas iglesias evangélicas pasen por alto su observancia, subestimando su relevancia espiritual. Sin embargo, el Adviento ha sido parte de la vida cristiana desde los primeros siglos de la Iglesia, y no está limitado a una denominación específica. Iglesias históricas como la luterana, anglicana y metodista también lo observan con reverencia. El propósito del Adviento es universal: preparar los corazones de todos los cristianos para la venida de Cristo.

No se trata únicamente de Su nacimiento en Belén, sino también de algo más profundo y fundamental para la fe cristiana: el glorioso regreso de Jesús. El Adviento es un llamado a reflexionar, a detenerse y a anticipar con gozo el cumplimiento de las promesas de Dios. No es un ritual vacío, sino una práctica que revitaliza nuestra esperanza en la venida del Salvador, tanto en Su primera como en Su segunda venida.

Segundo mito: el Adviento no tiene fundamento bíblico

Otro mito extendido es que el Adviento no es bíblico porque no se menciona explícitamente en las Escrituras. Es cierto que la palabra «Adviento» no aparece en la Biblia, pero los principios que representa están profundamente arraigados en la Palabra de Dios. Desde las profecías de Isaías 9:2, que anuncian la venida de la Luz en medio de la oscuridad, hasta el llamado de Jesús en Mateo 24:42 a estar siempre vigilantes ante Su regreso, el concepto de esperar con esperanza y estar espiritualmente preparados es claramente bíblico.

El Adviento nos recuerda que, como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir en constante expectativa. No solo miramos hacia atrás, recordando el nacimiento de nuestro Salvador, sino que también miramos hacia adelante, con fe y esperanza, esperando Su segunda venida. Por lo tanto, aunque el término «Adviento» no esté en las Escrituras, los principios que encarna están firmemente fundamentados en la verdad bíblica.

Tercer mito: el Adviento solo se trata de la Navidad

Muchos asumen que el Adviento es simplemente una preparación para celebrar el nacimiento de Jesús. Y aunque ciertamente culmina el día de la Navidad, el propósito del Adviento va mucho más allá. Originalmente, esta temporada estaba enfocada en la anticipación de la segunda venida de Cristo. Era un tiempo de reflexión y preparación para Su regreso como Rey de reyes.

Hoy, mientras encendemos las velas de Adviento y recordamos la primera venida de nuestro Salvador, también debemos levantar nuestras miradas hacia el futuro, esperando el día en que Él volverá en gloria y majestad. El Adviento nos invita a vivir en el «ya y el todavía no», celebrando lo que Dios ha hecho en el pasado y esperando con fe lo que Él hará en el futuro.

En resumen, el Adviento no es una tradición exclusiva de una denominación ni un simple ritual religioso. Es una temporada que llama a todos los cristianos a detenerse, reflexionar y recordar la fidelidad de Dios. Nos invita a vivir con una esperanza activa, no solo mirando hacia el pasado, sino también hacia el futuro, anticipando el glorioso regreso de Cristo. Que este tiempo de Adviento le inspire a preparar su corazón, no solo para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, sino para anhelar Su venida gloriosa.