Hice algo “nada terrenal” la semana pasada. En verdad, lo dice dos veces.

Pensando hacia atrás en mi vida, he hecho muchas cosas aventureras. Incluso he hecho unas cuantas cosas alocadas; algunas que pienso que se considerarían travesuras, experiencias arriesgadas, y en unas cuantas ocasiones, peligrosas. Para retener el poco respeto que he logrado entre mis lectores a través de los años, no voy a revelar todas las cosas que he hecho; pero sí voy a contarles acerca de esto nada terrenal que hice dos veces la semana pasada.

Desafié la gravedad.

Ahora, tengo que confesar que no lo hice por cuenta propia; los terrícolas no podemos hacer eso, como usted sabe. Necesité la ayuda de un poder fuera de mí mismo, y eso presentó algo de problema, porque resulta que allí es donde las cosas se ponen un poco “espeluznantes.” ¿Cómo sé que es invisible? Miré. A decir verdad, clavé la vista. Me incliné por sobre el individuo que estaba sentado junto a la ventana, y contemplé las alas mientras rodábamos por la pista de despegue con los reactores a toda velocidad. Persistí en ver, tratando de ver el poder que haría que suceda mi experiencia nada terrenal.

Finalmente, el hombre sentado junto a la ventana me preguntó: “¿Se siente bien?”

“Sí”, dije mientras seguía contemplando el ala. “Estoy simplemente verificando.” (Me gusta decir cosas como esas cuando estoy decolando en un avión). ¡Y antes de que pasaran muchos segundos, el hombre miró hacia atrás y comenzó a hacerlo también!

“¿Y qué es lo que está verificando?” me preguntó, estirando el cuello.

“Pues bien,” repliqué, “estoy mirando eso que nos sostiene arriba.” Eso condujo a una conversación muy interesante, debo añadir.

Usted dice: “Ay, pastor Swindoll, ¡déjese de bromas! Aquí estaba yo pensando que usted hizo algo realmente espeluznante, algo realmente raro, pero usted simplemente voló.” Tiene razón; eso fue exactamente lo que hice. Pero usted tiene que admitir, aunque ahora es algo común, es algo asombroso. Esa fuerza invisible sostuvo nuestro avión como a diez mil metros por sobre el nivel del mar por más de dos horas yendo y viniendo; y ninguno de los que estábamos dentro del avión jamás vimos que lo hiciera.

El aire es una fuerza con poder increíble. No se puede verlo, ni olerlo, (¡a menos que usted viva en una ciudad muy congestionada!). No se puede, excepto de las maneras más técnicas, medirlo o pesarlo. Pero lo mantiene vivo a usted todo minuto. No podemos vivir sin él. Y sin embargo, cuando volamos ni siquiera pensamos en él. Cosa asombrosa, el aire.

Nunca piense que debido a que algo es invisible, por consiguiente no tiene importancia o es débil. Se sorprenderá al saber que la Biblia habla mucho en cuanto al aire. El Antiguo Testamento lo llama rúaj. El Nuevo Testamento lo llama pneuma. La Biblia en español, sin embargo, no traduce ni uno ni otro vocablo con la palabra aire. Por lo general es aliento. Dios sopló en la nariz del hombre “aliento de vida.” O lo llama viento. “Como viento poderoso.” O lo traduce espíritu; como en el “espíritu del hombre” o “el Espíritu Santo.”

Hay varios sinónimos que se usan para el Espíritu; palabras tales como ayudador, abogado, consolador, el que convence, el que lo detiene, el que exhorta y el que reprueba. Se lo describe con símbolos, también, tal como paloma, fuego, viento, incluso agua.

Hay varias cosas que el Espíritu de Dios no es. Permítanme destacar tres o cuatro ideas erróneas que muchos tienen en cuanto al Espíritu Santo. De hecho, cuando la gente vuelve a sus raíces e intenta explicar sus creencias, a menudo se confunden en cuanto a la doctrina del Espíritu Santo. A menudo se refieren a Él como si fuera una fuerza impersonal, así que empecemos allí.

El Espíritu no es una Fuerza Impersonal, sino una Personalidad Distinta

El Espíritu Santo es una persona distinta. Para referirse a Él se utiliza el pronombre personal de tercera persona. Jesús dijo una vez:

Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros. (Juan 14:16-17 LBLA)

¡Qué revelación más útil! Cuando Jesús dejó la tierra y envió a otro Ayudador (“otro de la misma clase,” interesantemente), como Él mismo, el Ayudador vino y llegó a ser parte de las vidas de ellos muy adentro. Ya no cerca de ellos, sino en ellos. Esta es una verdad que aturde.

El Espíritu no es Pasivo, sino Activo e Interviene

Lea con toda atención lo que Jesús enseñó:

Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio . . . . Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. (Juan 16:8, 13-14 LBLA).

Nunca dude de que el Espíritu de Dios está incesantemente moviéndose. Como con el aire, no podemos verle; con todo, está obrando arduamente para convencer, guiar, instruir, revelar y glorificar. ¡Esas son apenas unas pocas de sus actividades!

El Espíritu Santo no Es Imaginario, sino Real y Relevante

Poco antes de su ascensión al cielo, Jesús se reunió con un grupo de sus seguidores. Ellos tenían preguntas, y Él tenía respuestas. También tenía algunas noticias cruciales respecto al Espíritu que pronto vendría para tomar su lugar.

Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? Y Él les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad; pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. (Hechos 1:6-8 LBLA).

El Espíritu no es una esperanza imaginaria, vaga; es una promesa de nuestro Salvador.

El Espíritu Santo no es Sustituto de Dios, pero Es Deidad

Esto aumentará su respeto por la obra del Espíritu Santo, como ninguna otra cosa. En el libro de los Hechos hay un episodio que raras veces se menciona, acerca de una pareja que pagó el precio máximo por su hipocresía. Entretejida en su breve biografía hay una declaración de la deidad del Espíritu Santo.

Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo la otra parte, la puso a los pies de los apóstoles. Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios. (Hechos 5:1-4 LBLA, énfasis añadido).

Cuando ellos le mintieron “al Espíritu Santo” (5:3), le mintieron “a Dios” (5:4).

Imagínese lo que significa tener la presencia del Dios vivo en usted. Haga un alto y medite en esto, amigo creyente: El tercer miembro de la deidad, la representación invisible, y sin embargo todopoderosa, de la deidad, en realidad vive dentro de su ser. Sus capacidades ilimitadas residen en usted, puesto que Él mora en usted.

¿Piensa usted que no puede vérselas con lo que la vida le echa encima? ¿Piensa que no puede levantarse firme, o, cuando sea necesario, levantarse sólo en la vida?

¿Piensa que no puede enfrentar la seducción de las tentaciones de la vida? Pues bien, con certeza no podría si usted estuviera solo. Usted, solo, no puede hacer eso, así como yo tampoco puedo volar por cuenta propia. Pero con la clase correcta de poder en operación, el mismo poder y presencia de Dios, usted puede. Usted puede hacerlo. A decir verdad, todas las presiones serán cambiadas y el peso transferido de usted a Él. Es una manera radicalmente de vivir. Y debido a que Él es Dios, Él puede con eso.

Adaptado de Growing Deep in the Christian Life: Returning to Our Roots (Portland, Ore.: Multnomah, 1986), 175-80. Copyright © 1986 por  Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.