¿Está usted atravesando alguna prueba severa? Tal vez ha perdido el apetito, o no ha dormido bien por semanas o meses. El temor y el pánico han reemplazado la calma y la paz. Usted sufre de soledad, desilusión y aislamiento, complicado por interminable dolor físico o emocional. Usted ha orado, y ha pedido a otros que también oren. Con todo, no hay alivio.

Yo atravesé este tipo de constante intranquilidad hace unos años. Estaba atravesando, no una, sino varias pruebas significativas, que se intensificaban con cada semana que pasaba. En uno de los días más lóbregos de mi vida, me fui a una colina cerca de mi casa, me dejé caer entre ramas y hojas, y me eché a llorar. Contemplando las colinas, lloré . . . luego gemí, hasta que mis manos y mi cara quedaron empapadas por las lágrimas. La aflicción se convirtió en suspiros y gemidos de angustia que las palabras no alcanzan a describir.

En esas varias horas el Espíritu Santo estaba obrando, proveyendo una calma y quietud tranquila mientras el Espíritu intercedía a mi favor. Al caminar de regreso a mi casa, nada había cambiado en cuanto a las pruebas, pero yo había cambiado. Había experimentado el ministerio íntimo del Espíritu Santo. Cuando nuestras oraciones y palabras no logran expresar la plena medida de nuestro dolor, el Espíritu Santo provee seguridad, consuelo y alivio intercediendo por nosotros.

Romanos 8:26–27 promete:

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Sí, hallé que esta gran promesa es verdad, especialmente en mis pruebas más oscuras. ¿Ha tenido usted su experiencia con el cuidado poderoso que Jesucristo da por el Espíritu Santo en su alma?

El sitio web de Visión Para Vivir tiene artículos sobre el Espíritu Santo (véase “El Espíritu que no Es un Fantasma” y “Volvamos a Familiarizarnos con el Espíritu“). Le animo a que los lea y que aprenda en cuanto a la presencia poderosa y consoladora de nuestro Dios.