La Palabra de Dios es el pan que anhela nuestra alma, pero ¿cómo podemos obtener sus nutrientes? En el libro Aliméntese de las Escrituras: Encuentre la nutrición que su alma necesita, el pastor Charles R. Swindoll nos comparte una receta muy personal para lograr una nutrición espiritual óptima. Como todo un chef ejecutivo, este amado escritor se pone su gorro y uniforme de cocinero y nos comparte algunas técnicas probadas y comprobadas que él mismo a diario utiliza en la privacidad de su estudio personal.
El pastor Swindoll reitera que estudiar y compartir la Biblia es muy parecido a cocinar un alimento. Primero, se reúnen los ingredientes del platillo que se desea cocinar, luego se procede a la segunda etapa de la preparación de la comida, hasta que finalmente se sirve el banquete que se ha elaborado para el deleite personal y de alguien más. Cada principio de este método de estudio se presenta de tal manera que cualquier creyente puede seguir los pasos sugeridos y ser capaz, por su cuenta, de obtener la nutrición que su alma necesita al alimentarse continuamente de las Escrituras.
Permítanos, pues, poner en sus manos esta receta, con el deseo de que usted la comparta con otras personas para que ellas también puedan probarla y pasarla a otros. El anciano apóstol Pablo escribió estas palabras a Timoteo, su más joven amigo, quien pastoreaba a la iglesia de la antigua Éfeso: «Ahora enseña estas verdades a otras personas dignas de confianza que estén capacitadas para transmitirlas a otros» (2 Timoteo 2:2, NTV). Al terminar de leer este proceso, usted conocerá las tres etapas necesarias para preparar el alimento espiritual y nutritivo de la Palabra de Dios: reunir los ingredientes, preparar la comida y servir el banquete a otros con gran alegría y tranquila confianza. Así que, ¡comencemos!
PRIMERA ETAPA: REUNIR LOS INGREDIENTES
¿Qué hay en el menú?
Una descripción general de la Biblia: Su menú completo de cuatro tiempos para el alimento espiritual de por vida.
Es importante tener en cuenta que un menú completo se compone de varios tiempos. Se llaman «tiempos» a los platillos que se ofrecen y sirven durante una cena. Estos pueden ser de tres, cuatro o cinco tiempos, según sea la ocasión. Sin embargo, el más acostumbrado es el de cuatro tiempos: Primer tiempo: botana o entremés; segundo tiempo: entrada; tercer tiempo: platillo principal o plato fuerte; cuarto tiempo: postre.
De la misma manera que el menú completo de una comida se compone de una cantidad variada de platillos, la Biblia está compuesta de una cantidad variada de estilos literarios. Por lo tanto, a medida que usted aprenda la manera adecuada de alimentarse de las Escrituras por sí mismo y preparar sus propias comidas espirituales, es importante que sepa qué es lo que hay en el menú. Tal vez al finalizar esta descripción general de la Biblia, usted comenzará a sentir hambre por el alimento espiritualmente nutritivo y satisfactorio de las Escrituras —la mezcla heterogénea de la sabiduría y dirección de Dios que transforman la vida.
Primer Tiempo: Entremés
Para comenzar, a manera de entremés, pruebe algunos sabrosos aperitivos de información acerca de la naturaleza de la Palabra de Dios. La Biblia se compone de sesenta y seis libros individuales, algunos en forma de cartas personales, crónicas amplias de períodos históricos y grandes narrativas o historias magistralmente compuestas que cuentan acerca del trato de Dios con individuos, familias y naciones enteras a lo largo del tiempo. Cada palabra de cada libro de la Biblia escrito por autores humanos —¡40 de ellos!— ha sido inspirada por Dios a través de Su Espíritu Santo. Esto es lo que el apóstol Pablo quiso decir cuando explicó a su aprendiz de ministerio, Timoteo: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto» (2 Timoteo 3:16, NTV).
La Biblia está dividida en dos secciones principales: el Antiguo Testamento, una amplia variedad de escritos magistrales que apuntan al platillo principal que viene —el Mesías prometido de Dios, Su Hijo Jesucristo, y el Nuevo Testamento, que revela la plenitud de Jesús como el Mesías a través de una representación colorida y profunda de Su vida y ministerio, y Su principal propósito de redimir al mundo del pecado.
PERGAMINOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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- LEYES: Génesis – Deuteronomio
- HISTORIA: Josué – Ester
- POESÍA: Job – Cantar de los Cantares
- PROFETAS MAYORES: Isaías – Daniel
- PROFETAS MENORES: Oseas- Malaquías
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PERGAMINOS DEL NUEVO TESTAMENTO
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- EVANGELIOS: Mateo – Juan
- HISTORIA: Hechos
- CARTAS DE PABLO: Romanos – Filemón
- CARTAS GENERALES: Hebreos – Judas
- PROFECÍA: Apocalipsis
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Curiosamente, los libros de la Biblia no están ordenados cronológicamente. Eso puede traer cierto grado de confusión para alguien que recién comienza el proceso del estudio de las Escrituras. Por lo tanto, es útil saber que la Biblia está organizada más como un variado bufé de comidas, donde las sopas y ensaladas están en una sección, las carnes y acompañamientos del platillo principal están en la siguiente sección y las frutas, panes y sabrosos postres se encuentran al final del largo y delicioso bufé. Otra forma de entenderlo, como sugiere el pastor Swindoll, es que «la Biblia está organizada de manera similar a un periódico. . . Todas las noticias están puestas en una sección, los artículos sobre deportes y las estadísticas están en otra, las historias de negocios o estilos de vida están agrupadas en una sección distinta y los avisos clasificados en otra más» (Swindoll, Aliméntese de las Escrituras, p. 5).
Del mismo modo, en la Biblia, el Antiguo Testamento comienza con una sección de libros que marcan períodos de la historia antigua, desde Génesis hasta Ester. Después de ese grupo están los libros de poesía y cantos, desde Job hasta el Cantar de los Cantares de Salomón. El despliegue final de deliciosos bocadillos que se encuentran al fin del Antiguo Testamento son los libros de profecía, desde Isaías hasta Malaquías.
Del mismo modo, el Nuevo Testamento ofrece una variedad de opciones sabrosas que juntas proporcionan comidas espirituales ricas y satisfactorias. Los Evangelios, que incluyen los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, presentan las maravillosas Buenas Noticias de la vida, muerte y resurrección de Jesús, seguidos por el libro de los Hechos, una maravillosa historia escrita por Lucas, acerca del nacimiento y crecimiento de la iglesia de cristiana.
Lo que sigue son las cartas (¡platillos completos en sí solas!) divididas en las cartas de Pablo, que incluyen desde Romanos hasta Filemón, y las cartas o epístolas generales, que incluyen desde Hebreos hasta Judas. Finalmente llega el libro de Apocalipsis, que es un libro de profecía escrito por el apóstol Juan.
TIPOS DE LIBROS EN LA BIBLIA
El Antiguo Testamento
Libros de Historia: Génesis a Ester
Libros de Poesía: Job a Cantar de los Cantares
Libros de Profecía: Isaías a Malaquías
El Nuevo Testamento
Los Evangelios: Mateo a Juan
Libro de Historia: Hechos
Las Cartas: Romanos a Judas
Libro de Profecía: Apocalipsis
Toda esta información es solo una preparación, algo así como un delicioso entremés para despertar su apetito por una comida espiritual completamente satisfactoria, preparada directamente de las Escrituras. ¿Ya le dio hambre? Entonces prepárese para el segundo tiempo del menú.
SEGUNDO TIEMPO: PLATILLO DE ENTRADA
Así como esas sabrosas entradas de sopa y ensalada preceden al platillo principal de una comida cuidadosamente preparada, también todos los libros del Antiguo Testamento nos preparan para el plato principal que es Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías prometido. El aroma de Cristo y Su venida se percibe a través de las historias, narrativas y páginas de los deliciosos olores de la cocina de banquetes del Antiguo Testamento, lo que indica a los invitados que algo maravilloso está por venir. Desde Génesis hasta Malaquías, el Espíritu Santo agrega el sabor de Cristo y Su gracia en cada mensaje, abriendo el apetito de los destinatarios para obtener más.
Primero, están los libros de historia, presentados en la apertura del Antiguo Testamento. Gran parte del material en esta sección de las Escrituras se presenta en forma de narrativa, es decir, contando la historia de Dios y Sus tratos con la creación. También en esta sección, los primeros cinco libros de la Biblia, encontrará los Diez Mandamientos y las leyes que Dios le dio al pueblo de Israel para que las obedeciera. Los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio con frecuencia se hace referencia a ellos como la Ley, o «Torá» en hebreo.
Dios anhelaba tener una relación profunda y fiel con Su preciada creación: Adán y Eva, y subsecuente, con toda la humanidad. Cuando ese pacto de amor fue roto por el pecado (Génesis 3), Dios actuó con gracia y misericordia para proporcionar un medio para que todos los que cayeran bajo la maldición del pecado se reconciliaran con Él.
Los grandes cuentos incrustados en los libros de historia transmiten este tema del pacto de amor incondicional de Dios por Su pueblo, una cierta promesa de bendición por la obediencia a Sus mandamientos, y un peligro espiritual para cualquiera que elija voluntariamente ignorarlo.
De los libros de historia fluyen los libros de poesía —los cantos (el libro de los Salmos) y las expresiones líricas (Job, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares) de reyes y personas propensas a deambular, pero con frecuencia protegidas y traídas de vuelta al refugio eterno de un Dios misericordioso y perdonador (Salmos 84:1-7). Esta colección de escritos del Antiguo Testamento también se conoce como literatura sapiencial o de sabiduría por su verdad eterna dada para impartir sabiduría a aquellos que creen en Dios y obedecen Su Palabra.
Lo que sigue son los libros de profecía (Isaías a Malaquías). El pueblo de Dios, ya sea como individuos o como una nación entera, en muchas ocasiones fracasó lamentablemente en el cumplimiento de los mandamientos de Dios. Por lo tanto, Dios comisionó a los profetas para anunciar mensajes de advertencias severas con respecto a las consecuencias de su continua desobediencia. Estas palabras llegaron sazonadas con las amargas especias de la decepción e ira de Dios con el objetivo de lograr el arrepentimiento completo e inquebrantable de Israel.
Los libros del Antiguo Testamento, desde Isaías hasta Daniel, comprenden lo que se conoce como los profetas mayores porque son significativamente más largos que los otros libros de profecía. Los libros de profecía más cortos (hay doce) abarcan desde Oseas hasta Malaquías, y en su mayor parte confrontan al pueblo de Israel para volverse de nuevo hacia su Dios. Los libros de profecía están compuestos por las palabras de advertencia de Dios y Sus mandamientos a los muchos reyes que gobernaron sobre Israel (el reino del norte) y Judá (el reino del sur) y las naciones paganas circundantes de ese tiempo.
El Antiguo Testamento termina (al final de Malaquías) con una tensión amenazante e irresuelta con el pueblo de Dios que no termina de apartarse completamente de sus errantes y tercos caminos. Con esto, ya estamos listos para recibir el tercer tiempo. ¡La mesa está preparada para el platillo principal!
TERCER TIEMPO: PLATILLO PRINCIPAL
¡El platillo principal es Jesús! Él viene lleno de gracia y verdad, y se declara a Sí mismo como «el pan de vida» (Juan 6:35) que promete satisfacer la persistente hambre espiritual del corazón humano.
Sobre nuestra mesa hermosamente puesta, el Nuevo Testamento nos sirve el nutritivo y satisfactorio mensaje de Jesús como el Mesías prometido por Dios. Su nacimiento, vida, muerte y resurrección están representadas, cada uno con diferentes temas en las cuatro versiones del Evangelio: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Por ejemplo, Mateo, siendo un recaudador de impuestos judío que seguía a Jesús, tenía una profunda carga para su propio pueblo, por lo que él enfatizó a Jesús como el Mesías y la naturaleza de Su reino en la tierra. Por otro lado, Marcos, que probablemente escribió durante un tiempo de intensa persecución de los cristianos a manos del emperador romano Nerón, se centró en el costo del discipulado, levantando los ojos de los creyentes asediados hacia Jesús, cuyo sufrimiento trajo Su salvación. El evangelista Lucas, también escribiendo a una audiencia específica, enfocó su tema en la evidencia de que Jesús, de hecho, era quien dijo ser al entregar una revisión casi científica y periodística de la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús (Lucas 1:3-4 ). Finalmente, el evangelio de Juan ofrece una defensa inspiradora, teológicamente compleja y cautivadora de la deidad de Jesús, que retrata de manera exquisita cada episodio de las obras milagrosas de Cristo, con un objetivo implícito y apasionado: «para que ustedes continúen creyendo» (Juan 20:31, NTV).
No olvidemos la guarnición
Así como cada platillo principal exquisitamente servido viene acompañado de la guarnición correspondiente, el mensaje principal de los Evangelios — la vida, el ministerio, la muerte y la resurrección de Cristo— viene fortificado y se sirve con un menú de libros complementarios, comenzando con un libro de historia, el libro de los Hechos, escrito por Lucas. Éste viene seguido de las cartas de Pablo, desde Romanos hasta Filemón, y las epístolas generales, escritas por otros apóstoles, incluidos Pedro, Santiago, Juan y Judas, el medio hermano de Jesús. Estas cartas incluyen desde Hebreos (de autor desconocido) hasta el libro de Judas.
Cada escritor, con cuidadosa atención para explicar e interpretar las palabras y obras de Jesús, aporta un significado más profundo al Evangelio, aplicándolo a la vida cristiana. Con ilimitados nutrientes espirituales (aplicaciones), estos libros proporcionan todo lo que usted necesita para madurar en su fe, incluyendo cómo confiar en que Dios está obrando todo para su bien (Romanos 8), cómo amar y servir a su cónyuge (Efesios 5), cómo defenderse y mantenerse firme contra las estrategias del Diablo (Efesios 6), cómo enfrentar la preocupación por medio de la oración (Filipenses 4), cómo verse sentado en lugares celestiales, donde Cristo se sienta a la diestra de Dios (Colosenses 3), cómo esperar la venida del Señor (1 Tesalonicenses 5), cómo mantener una enseñanza bíblica sólida con una conciencia limpia y una fe sincera (1 Timoteo 1), cómo mantenerse firmes en la fe y acercarse confiadamente al trono de la gracia de Dios en oración (Hebreos 4), cómo ser un hacedor de la Palabra y no un mero oyente (Santiago 1), cómo soportar el sufrimiento ante la persecución venidera (1 Pedro 4), cómo sobrellevar las cargas de los demás (1 Juan), y cómo arrebatar a los pecadores de las llamas de juicio eterno, sin que usted se queme (Judas 23).
¡Qué comida espiritual tan rica y maravillosamente satisfactoria se nos brinda a todos en la difusión del Nuevo Testamento! Pero todavía nos falta un tiempo más. . .
CUARTO TIEMPO: POSTRE
¡El postre es la dulce revelación de que al final, Jesús vendrá otra vez! El último libro de la Biblia es el libro de Apocalipsis, un libro de profecía. Al igual que la dulce culminación de un menú de cuatro tiempos con platillos ricamente elaborados y disfrutados, el Apocalipsis concluye la historia bíblica con el dulce mensaje del regreso de Cristo y el cumplimiento de toda la revelación de Dios. Escrito por el apóstol Juan, exiliado en la isla de Patmos, este rico libro lleno de imágenes proféticas promete bendición eterna para cualquiera que lea o escuche sus verdades.
¿Entonces, cómo estuvo el menú? ¿Está lleno? ¿Ha aumentado su apetito por más alimento espiritual de la Palabra de Dios? Ahora que sabe lo que hay en el menú, ¡no pierda tiempo en preparar sus propias comidas espiritualmente satisfactorias estudiando las Escrituras por usted mismo!
¡Buen provecho!