La grandes ligas

¿No es maravilloso saber que adoramos al mismo Dios que Elías adoraba? ¿No es emocionante pensar que podemos confiar en el mismo Dios en quien él confiaba? ¿Qué clase de Dios es ese? Es el Dios que hace promesas y las cumple.

Viviendo a la expectativa

¿Vive usted a la expectativa? ¿Le emocionan las cosas pequeñas? ¿Imagina lo improbable y espera lo imposible? La vida está llena y rebosante de oportunidades para ver la mano de Dios en las cosas pequeñas. Pero solo los más sensibles de sus siervos las ve, sonríen y están a la expectativa.

Invencible

Podemos estar sin un empleo, pero sabemos que estamos en la voluntad de Dios. Podemos enfrentar una situación amenazante, pero sabemos que estamos en la voluntad de Dios. Podemos tener todas las circunstancias en contra nuestra, pero sabemos que estamos en la voluntad de Dios. Nada intimida a los que saben que lo que creen está basado en lo que Dios ha dicho.

Oración de fe

Pero Elías no usó la oración como el último recurso. La oración fue su primer y único recurso. Su principal contacto con el Dios vivo fue una sencilla oración de fe, y esto puso todo en movimiento.

Lealtad dividida

Aléjense de la cerca de la indecisión, le dijo Elías al pueblo de Israel. O están con Dios, o están contra Él.

Ninguna duda

Hasta que llegara ese momento, Elías tenía que esperar, sin dudar, porque él estaba completamente convencido de algo que la mayoría de nosotros, en un momento u otro dudamos: que Dios siempre cumple su promesa.

El Dios de los imposibles

Me estoy refiriendo a «el Dios de los imposibles»; a aquel que tiene un poder ilimitado; a aquel que nunca ha encontrado, y que jamás encontrará, un obstáculo amedrentador que él no pueda vencer, un agresivo, enemigo que no pueda aplastar, una decisión final que no pueda anular, una persona poderosa que no pueda eclipsar.

Fe personificada

Si usted quiere ser un hombre o una mujer de Dios, es fundamental que enfrente con fe las situaciones imposibles de la vida, como las enfrentaba Elías.

Un siervo humilde

En vez de mostrarse sorprendida, ella siempre estaba agradecida y tenía una actitud positiva. Su Dios nunca defraudaba. Sus milagrosos poderes solo fortalecían la fe de ella. . . ¡y también la nuestra!

Confiar con todo el corazón

Por tanto, lleve su situación a ese lugar especial, póngase bajo la sombra del Señor, ponga la situación delante de Él, póstrese delante de Dios, implore su intervención, crea absolutamente en su milagroso poder, y niéguese a apoyarse en su propio discernimiento.