Cuando las Cosas se Ponen Difíciles

La visión es la capacidad de ver la presencia de Dios, de percibir el poder de Dios, de enfocar el plan de Dios a pesar de los obstáculos. Cuando se tiene visión, la actitud personal se ve afectada.

¿Felices Para Siempre?

Si usted espera una semana sin tropiezos, sin faltas, amigo, va a esperar en vano. No hay tal cosa. Mientras no aprendamos cómo derivar lecciones de las ocasiones de fracaso y pérdida, seguiremos repitiendo esos fracasos -hundiéndonos cada vez más en un agujero más profundo-antes que avanzando al crecer.

Soledad y Serenidad

Conforme nuestras vidas empiezan a recoger la basura que acompaña a muchas de las actividades en la que participamos, podemos entrenarnos para seguir adelante, mantenernos activos, y estar atareados en la obra del Señor. A menos que nos disciplinemos para dar un paso atrás, estar a solas para el arduo trabajo del examen propio en tiempos de soledad, la serenidad seguirá siendo solo un sueño distante.

La Diferencia Determina la Diferencia

Nuestro mensaje es una imagen de espejo al mensaje del mundo, el mundo bosteza y sigue su camino, diciendo: «¿Qué más hay de nuevo? He oído eso desde que nací».

¿Por Qué la Resurrección Importa?

Este es precisamente el mensaje de la resurrección. ¡La muerte ya no reina sobre nosotros! Hemos sido libertados de la pena de la muerte mediante la resurrección triunfante de Cristo. Si hemos invocado el nombre del Salvador Jesucristo y por la fe hemos creído verdaderamente en Él, entonces, ya no estamos más en nuestros pecados.

LA SÉPTIMA PALABRA— «PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU».

Jesús estuvo en constante e íntima comunicación con el Padre. Primero, se le muestra relacionándose con Su Padre en algún punto entre el Aposento Alto y el huerto. Allí está orando: «Padre, la hora ha llegado. . .» (Juan 17). Luego, a solas en el Getsemaní, oró: «Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya». Horas más tarde, después de haber sido clavado en la cruz, pidió: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que están haciendo».

LA SEXTA PALABRA— «¡CONSUMADO ES!»

Jesús había logrado Su meta de realizar la expiación por el pecado humano. Todo había resultado conforme al plan de Su Padre. La realización del deseo de Dios fue dulzura para el alma de Jesús y con gran satisfacción proclamó fuertemente Su triunfo diciendo: «¡Consumado es!».

LA QUINTA PALABRA— «TENGO SED»

Como parte de Su sufrimiento por nosotros, Jesús soportó los procesos biológicos que resultaron como producto de Su crucifixión. En forma sorprendente podemos notar que incluso Su sed señalaba el cumplimiento de la profecía acerca de Su muerte, y Juan notó que Jesús habló «sabiendo que todo se había ya consumado».

LA CUARTA PALABRA— «¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?»

Si observa con cuidado las palabras de Jesús notará que por primera vez Jesús no llama al Señor «Padre». Más bien, le llama «Dios mío». Aquí surge la primera evidencia de que ha ocurrido un rompimiento entre Jesús y el Padre, aunque habían existido indescifrablemente unidos como uno desde la eternidad.

LA TERCERA PALABRA— «¡HE AHÍ TU HIJO! ¡HE AHÍ TU MADRE!»

Aunque notamos que Maria tenía una fe grandiosa, también necesitaba el sostenimiento y cuidado del amor de una familia. Jesús hizo provisión para esos momentos antes de Su muerte y Juan, «el discípulo al que Jesús amaba», de inmediato respondió al encargo de Jesús y recibió a María en su propia casa.