Fines espirituales

Usted no puede plantar un árbol carnal y cosechar fruto espiritual. Si usted manipula, disimula, engaña y miente para llegar a la cima, ¡no le dé gracias a Dios por la promoción! Dios sabe, como lo sabe usted también, que maniobró, tocó una tecla y enterró esos cadáveres en el suelo para lograr su ascenso.

Una salvación reducida

Si no aprendemos cómo sacar lecciones de los tiempos de fracaso y pérdida, nos mantendremos repitiendo los mismos fracasos, hundiéndonos en un hueco más profundo, en vez de seguir avanzando a medida que crecemos.

¡Siéntese!

Usted ya ha corrido bastante. Se ha apresurado lo suficiente. Ha luchado, exigido y manipulado durante muchos años y Dios finalmente ha captado su atención. Él le está diciendo: «¡Deja de luchar! ¡Detente! ¡Deja que yo lo haga!

Calor, pero nada de luz

Usted lo tiene todo listo para hacer algo grande para Dios. Ha fijado las metas. Ha invertido tiempo y dinero. Lo ha compartido con mucha gente. Pero por más doloroso que nos resulte reconocerlo, las metas que no han sido empapadas con la oración ni presentadas primero al Señor con humildad, resultan totalmente inútiles. No llegan a ninguna parte, no logran nada.

Tumbos en el camino

Parte del problema es nuestro impresionante currículo. A veces, somos educados más allá de nuestra inteligencia. ¡Sabemos más de lo que somos capaces de manejar con prudencia! Pero la verdad es que, cuando usted confía en la carne para hacer las cosas, no necesita más educación. No necesita tener un título más. No necesita más seminarios de capacitación. Sencillamente, lo que usted necesita es sabiduría.

Sigamos adelante

Muchos de nosotros creemos que tenemos que ocultar nuestros fracasos, creyendo que nadie más puede haber fallado tanto como nosotros. Algunos, incluso, hasta temen hablar con Dios de esto, por el temor de que Él esté tan desinteresado de nosotros como imaginamos que lo estarán los demás.

Dios lo hace

Al no buscar la dirección de Dios, al no buscar el tiempo de Dios, usted toma las cosas en sus manos prematuramente, y más tarde tiene un problema.

El tiempo de Dios

Usted y yo podemos consagrarnos tanto a hacer la voluntad de Dios, podemos estar tan motivados por un obcecado sentido de propósito, que podemos involuntariamente tomar las cosas en nuestras propias manos y dejar a Dios completamente fuera de escena.

Tenga fe y también un plan

La sensatez le dice que haga lo más que pueda, hasta donde se lo permitan sus fuerzas, y luego tenga la confianza en que Dios hará lo que usted no puede hacer, que logrará lo que usted no puede lograr. La fe y la planificación cuidadosa van de la mano. Siempre ha sido así.

Debemos obedecer a Dios

La sumisión a la autoridad civil tiene límites. Como dijo Pedro una vez al sanedrín judío: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres».