Lucas 24:13-27; Juan 12:31-33

Resulta que los gallos no observan el sabat.

Pedro debe haberse despertado el sábado por la mañana oyendo el estruendoso, repetitivo y humillante recordatorio de su negación de Jesús; y la mirada penetrante del Salvador. La realidad de enfrentar cada mañana por el resto de su vida con un atormentador vistazo hacia atrás a su fracaso debe haberle parecido insoportable. Justo cuando Pedro pensaba que no podía llorar más, las lágrimas amargas deben haber brotado de nuevo corriendo por una cara arrugada por el remordimiento.

Sin duda que el sábado pasó arrastrando los pasos en los pensamientos de los discípulos de Jesús. El sabat no permitía trabajo ni actividad considerable. Era como si la ley de Dios los obligara a quedarse sentados y a pensar . . . y a lamentar sus fracasos. La cruz los había empujado en la cara horrible de sus erróneas esperanzas de gloria.

Jesús pronto les mostraría que el Mesías no se quedó corto de sus expectativas. ¡Todo lo opuesto! Sus propias expectativas les habían fallado. Los destrozados discípulos habían levantado sus esperanzas en sus sueños de gloria y grandeza y no en lo que Jesús les había dicho. La grandeza a los ojos de Dios viene al vivir con un corazón servidor; la clase de vida que Jesús había modelado en Su vida y en Su muerte. Aunque ellos habían andado en las pisadas de Jesús por años, no habían oído Sus palabras. Incluso ante el hecho de estar en el aposento alto con Jesús y comer del cordero pascual no les había abierto los ojos. Se necesitó la cruz.

Jesús claramente les predijo a Sus hombres respecto a Su muerte; y todo se desenvolvió con la precisión sin acomodos que Él predijo. Pero Su muerte no fue todo lo que prometió. Fue solo el principio.

Al crear el mundo, Dios dejó de trabajar el sabat, o sábado. Eso significa que Dios empezó la creación un domingo por la mañana, el mismo día en que Jesús resucitó de los muertos. A la mañana siguiente, mientras el sol perforaba las tinieblas, el gallo de Pedro volvería a cantar, anunciando un nuevo día muy, pero muy diferente.

Adaptado del libro, Sunday to Sunday (Domingo a Domingo). Copyright © 2010 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.