Paso #2: La Interpretación: comprender los nutrientes

En el libro de los Salmos del Antiguo Testamento, el salmista David nos hace esta deliciosa invitación: «Prueben y vean que el Señor es bueno» (Salmos 34:8, NVI).

La Palabra de Dios se difunde ante nosotros como una mezcla heterogénea de verdades nutritivas y satisfactorias necesarias para el crecimiento y la madurez espiritual. Sin embargo, así como sería difícil preparar un suculento y elaborado platillo festivo sin considerar la receta, preparar comidas espirituales resulta virtualmente imposible sin considerar el significado real de las Escrituras.

Así como la observación nos ayuda a responder la pregunta: ¿Qué dice el texto?, la interpretación nos ayuda a responder la pregunta: ¿Qué significa el texto? Por lo tanto, la meta de la interpretación es considerar el significado real de las palabras del escritor original, según lo refleja sus escritos.

Por ejemplo, la frase «estoy loco por mi piso» no se entiende con fluidez hasta que sepamos si es dicha por un mexicano que está histérico porque le pusieron mal las baldosas en el piso de su casa o un español que está encantado con su nuevo alojamiento. El proceso para determinar el significado correcto de esta frase dependerá, en gran parte, del contexto en el que se dice. Este concepto también se aplica al estudio de la Biblia. Debemos relacionar el pasaje a estudiar en relación con el resto del capítulo, con todo el libro y con otras porciones de las Escrituras que se relacionen al tema. Poner un texto dentro de su contexto evita que forcemos el significado de las palabras que el escritor intentó decir a la audiencia original.

Cuando un arqueólogo encuentra una vasija o una punta de flecha o incluso un fósil, él (o ella) debe pensar detenidamente cuál es el significado de ese artefacto en particular. Una cosa es verlo (observación), otra cosa es entender su significado (interpretación). El proceso de interpretación implica tener en cuenta el entorno del hallazgo, cualquier otra pieza relacionada que se haya encontrado en las cercanías y lo que ya se podría saber de la cultura que dejó ese artefacto detrás. Toda esta investigación de fondo contribuye a establecer el significado real del hallazgo. Se comienza a construir un puente de entendimiento entre lo que significó entonces y lo que significa ahora.

Es importante recordar que la búsqueda del verdadero significado de un pasaje bíblico es un esfuerzo espiritual. Por esta razón, el discernimiento del verdadero significado de la Palabra de Dios reside en el verdadero creyente, porque el Espíritu de Dios le da acceso a la mente de Cristo y le ayuda en su comprensión del significado real de un pasaje. Para dar un ejemplo de cuán dependientes de Dios debemos ser a la hora de interpretar correctamente las Escrituras, observe las siguientes palabras de David en el Salmo 119:

«Ayúdame a comprender el significado de tus mandamientos, y meditaré en tus maravillosas obras». (v. 27, NTV)

David, el rey-pastor de Israel, poseía una profunda devoción por la Palabra de Dios. De hecho, compuso el Salmo 119 como una oda a las Escrituras, exaltando las maravillas y los placeres de conocer a Dios a través de Su Ley. Sin embargo, David entendió completamente que la mera comprensión humana de las Escrituras no era suficiente. Él regularmente pedía la ayuda sobrenatural del Señor para comprender el significado real de las Escrituras; en otras palabras, pedía a Dios la interpretación correcta de Su Palabra. De la misma manera, cualquier creyente que desee escudriñar y comprender el significado real de las Escrituras debe tener en cuenta la perspectiva sobrenatural.

«La oración es esencial para descubrir la intención original del autor bíblico. Simplemente necesitamos la ayuda divina de Dios. Por eso es fundamental que le pidamos Su ayuda». Charles R. Swindoll

Al estudiar la Biblia, es importante tener en cuenta que los autores de la Biblia escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo. Por lo tanto, ore por la ayuda del Espíritu antes de comenzar a leer. El Espíritu utilizó a un autor humano para elaborar cada palabra, oración y libro en un lenguaje escrito que sigue las reglas de la gramática y los significados normales, incluidas las figuras literarias o retóricas. El entorno cultural de cada autor influyó en la escritura. Aunque Abraham tuvo varias esposas, la gente de nuestro tiempo no debería hacerlo. Dios inspiró la Biblia, pero la cultura en la que apareció tenía fallas. Sus personajes también las tuvieron.

Cada escritor bíblico utilizó una forma literaria, tales como evangelio, poesía, carta, palabra profética, libro histórico, etcétera. Para poder comprender el significado real del escrito, es necesario que nosotros también comprendamos estas formas literarias. Debemos leer cada versículo en su contexto. Por ejemplo, en 1 Juan leemos que un día nosotros «seremos como Él»; pero en su contexto, la frase «como Él» quiere decir que seremos puros, no omniscientes.

Cuando busquemos encontrar el significado de una palabra, debemos:

  • mirar su uso en contexto
  • cómo el autor usó la misma palabra en el mismo libro de la Biblia
  • cómo el mismo autor usó la palabra en otros libros
  • cómo otros autores usaron la palabra
  • cómo los autores de otros escritos antiguos de la época usaban la palabra

Al estudiar algún pasaje de las Escrituras en particular, hay varias preguntas clave que le ayudarán a descubrir el contexto. Mucho de esto se superpone con la observación. Por ejemplo, el contexto tiene que ver con el entorno geográfico, histórico y cultural del pasaje bíblico. En resumen, es el quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué del texto. Entonces, es importante hacerse las siguientes preguntas de interpretación:

¿Cuál es el escenario?
Observe personas, lugares, nombres, pistas sobre la época del año, el clima o la geografía de la escena. Todo ayuda a armar el rico tejido de la historia o el pasaje bíblico.

¿Cuál es el género literario?
¿Es este pasaje poético, como en los Salmos o Eclesiastés? ¿Es narrativo, es decir, cuenta una historia, como Éxodo, cuando los israelitas vagaban por el desierto? Quizás es una parábola: piezas ficticias más pequeñas que contienen una lección poderosa, como cuando Jesús contó la parábola del hijo pródigo en Lucas 15 o el agricultor sembrando semillas en Mateo 13. ¿O es profético, como en los grandes oráculos de Ezequiel, Daniel o el libro de Apocalipsis en el Nuevo Testamento?

¿Quién es el autor y cuál fue su propósito?
Comprender quién escribió el pasaje de las Escrituras que está leyendo y por qué lo hizo también le ayudará a descubrir su significado en general. Puede encontrar pistas sobre esto en las anotaciones al pie de la página de su Biblia de estudio o en la introducción del libro, también en el texto de su Biblia de estudio o consultando una variedad de comentarios bíblicos. También hay una gran cantidad de comentarios en línea que pueden guiarle en su estudio.

Este nivel de estudio serio y lleno de oración asegurará que usted desarrolle una comprensión más precisa de lo que significa el pasaje de las Escrituras seleccionado.

También existen peligros importantes que se deben evitar al intentar interpretar un pasaje de las Escrituras. Al comenzar a hacer su interpretación de las Escrituras, tenga cuidado de lo siguiente:

  • LEER SESGADAMENTE EL TEXTO. La interpretación no consiste en buscar pasajes que prueben su teoría personal o refuercen su punto de vista particular. La interpretación es descubrir la verdad y el significado del texto, no añadir su propia perspectiva al pasaje.
  • SER DEMASIADO CONFIADO Y DOGMÁTICO. ¡Evite convertirse en un experto autoproclamado en un pasaje que, durante siglos, posiblemente incluso milenios, ha sido un misterio! Es por eso que el recordatorio de pedir la ayuda del Señor es tan crítico en esta etapa del estudio de las Escrituras.
  • COLOCARSE POR ENCIMA DE LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS. En última instancia, la Palabra de Dios debe regir todos los aspectos de nuestra vida. Es esencial que el estudiante no solo sea cuidadoso y diligente en su estudio de las Escrituras, sino que también viva con humildad y en constante sumisión a ellas.

Así como David inclinó su rostro en oración para que Dios lo habilitara en la comprensión de las Escrituras, nosotros también debemos pedirle al Señor que nos guíe al tratar de interpretar Su Palabra.

«Dios dice lo que quiere decir y quiere decir lo que dice». Charles R. Swindoll

La interpretación de la Biblia no es cuestión de opinión, sentimientos o acuerdo democrático. Es cuestión de reunir la evidencia partiendo del pasaje y siguiendo principios establecidos de interpretación. Algunos inocentemente comenten el error de leer un texto, se saltan por completo la interpretación y llegan a la aplicación.

Es frecuente escuchar a los teólogos y eruditos de la Biblia utilizar algunas palabras «domingueras» al referirse a la manera en que comúnmente se estudia la Biblia: la exégesis y la eiségesis. Aunque parecen similares, su significado es muy diferente.

La exégesis bíblica es la exposición o explicación de un texto basado en un análisis cuidadoso y objetivo. La palabra exégesis significa literalmente «sacar o extraer». Eso significa que el intérprete saca sus conclusiones partiendo del texto de las Escrituras. Por ello, es importante estudiar la Biblia teniendo en consideración el idioma y palabras en particular que necesiten definición o explicación), el género literario (reglas específicas que deben tenerse en cuenta) y la cultura (usos y costumbres o políticas deben permitirse) que rodean un pasaje en particular.

Por otro lado, la eiségesis bíblica es la interpretación de un pasaje basado en una lectura subjetiva, no analítica. La palabra eiségesis significa literalmente «meter o insertar», lo que significa que el intérprete inserta sus propias ideas en el texto, haciendo éste diga lo que el intérprete desea. Por ello, es importante evitar leer introduciendo sus ideas al texto, pasar por alto las partes del texto que no le gustan y ser selectivos en su lectura del pasaje, prestando solo atención a las partes del texto que le parecen cómodas o agradables.

En resumen, la exégesis nos permite estar de acuerdo con lo que dice la Biblia, mientras que la eiségesis fuerza a la Biblia a estar de acuerdo con nosotros. En el peor de los casos, se puede utilizar para tergiversar las Escrituras y afirmar una determinada creencia.

Qué asumir para transformar la doctrina de la interpretación en una realidad práctica en nuestras vidas:

  1. El compromiso de recibir la Palabra de Dios como los Tesalonicenses.
    1 Tesalonicenses 2:13
  2. El compromiso de alimentarse de la Palabra de Dios como Job.
    Job 23:8-12
  3. El compromiso de obedecer la Palabra de Dios como Caleb.
    Números 14:24
  4. El compromiso de honrar la Palabra de Dios como el rebaño de Esdras.
    Nehemías 8:4-6
Adaptado de Charles R. Swindoll, Aliméntese de las Escrituras: Encuentre la nutrición que su alma necesita (Carol Stream, IL: Tyndale House, 2017).