Algunas personas también entran sigilosamente en una iglesia, un domingo por la mañana, muy confundidas y temerosas. Hasta que alguien entra en su esfera, se agacha hacia ella y, con amor, reconstruye una vida, restaura un alma, enciende la llama que el pecado apagó y renueva la canción que hubo allí alguna vez.
Vida Cristiana
La superstición
La meta de la superstición es producir la esclavitud. Recuerde eso. Si algo en su cristianismo lo tiene bajo esclavitud, es probable que está siendo producido por la superstición. Mire, nuestro Salvador vino para darnos la verdad y hacernos libres. La superstición, aunque motivada por la sinceridad, produce esclavitud. La sinceridad no libera; Cristo lo hace.
Cerrando la puerta a la lujuria, Segunda parte
Antes de darle a la lujuria un fuerte empujón para alejarla de su vida, pídale a Cristo que le informe a ella que la paz y el placer que usted está disfrutando en su hogar de manera permanente son mucho mejores que la excitación temporal de la lujuria, la que ya no necesita tener cerca de usted para mantenerse alegre.
Cerrando la puerta a la lujuria, Primera parte
Haga que Dios sea quien informe a su pretendiente indeseado que usted no quiere tener nada que ver con deseos ilícitos. . . nada. Haga que su Señor le recuerde a la lujuria que desde que usted y Cristo han sido unidos, usted ya no es esclavo del pecado.
Relevancia
El evangelio no debe ser cambiado, no es nuestro para que le hagamos ajustes. Pero sí debe penetrar de manera cortante en cada generación como una espada resplandeciente, afilada en la piedra de la Escritura, templada en el horno de la realidad y la necesidad.
Después de la avalancha, Segunda parte
Primero, Job afirmaba la amorosa soberanía de Dios. Con toda sinceridad, él creía que el Señor que dio tenía todo el derecho de quitar también (Job 1:21). En sus propias palabras:
«¿Aceptaremos solo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo?». (Job 2:10)
Él miró hacia arriba, afirmando que su Señor tenía el derecho de reinar sobre su vida.
Después de la avalancha, Primera parte
¿Cómo pudo alguien resistir con tanta calma tamaña serie de aflicciones cargadas de dolor? Piense en las secuelas: la bancarrota, el dolor, diez nuevas tumbas. . . la soledad de esos cuartos vacíos.
Ya era tiempo, Segunda parte
Algunas personas parecen estar siempre apurados, empujando y manejando, de vez en cuando corriendo por aquí y por allá. Nuevamente, es otra evidencia de la mala planificación. La administración del tiempo da lugar a que haya relajamiento y humor, un ungüento muy necesario para calmar la fricción creada por cosas que están en movimiento.
Ya era tiempo, Primera parte
Cualquier fracaso que he experimentado, cualquier error que he cometido, cualquier locura que he observado en la vida privada y en la pública, ha sido la consecuencia de haber actuado sin pensar.
Piensa con discernimiento, Segunda parte
El discernimiento es esencial. El amor sin discernimiento produce y promueve más herejía de lo que cualquiera de nosotros esté dispuesto a creer. Una de las tácticas de sobrevivencia al enfrentar «las flechas encendidas del diablo» (Efesios 6:16) es asegurarnos de que hemos ajustado muy bien a nuestro cuerpo el cinturón de la verdad.