Pregunta:
He luchado con la pornografía por muchos años. Sé que no es lo correcto, y me siento muy culpable después de verla. Yo le prometo a Dios que jamás voy a visitar esos sitios de la Internet o voy a pararme en ese estante de revistas otra vez. Y después de algunas semanas, la oportunidad viene, y caigo de nuevo. Este ciclo es interminable, y estoy cansado de sentirme derrotado. Realmente quiero profundizar mi vida espiritual, pero esta área me está estorbando de hacer eso. ¿Cómo puedo encontrar la libertad?

Respuesta:
Lo que usted está experimentando es el Espíritu Santo estimulando su conciencia. Él lo ama y no lo ha dejado solo para luchar esta batalla. Él quiere que usted tenga un andar más íntimo con Él, porque Él sabe el gozo que usted va tener cuando usted experimente la libertad en su Hijo Jesucristo. ¡Tenga ánimo! Dios ha perdonado sus faltas pasadas, y usted puede seguir adelante en el conocimiento que usted está seguro en Cristo.

Usted ya ha tomado el primer paso hacia la victoria al hablar de su problema y determinar hacer algo en cuanto a su problema. ¡Eso es un gran comienzo! Antes de saber los pasos siguientes, debemos explicar la diferencia entre los deseos sexuales y el pecado sexual. Dios lo ha creado como un ser sexual con deseos normales y sanos. Sus deseos sexuales no son pecaminosos en si. El pecado ocurre cuando usted expresa sus deseos sexuales fuera de los límites del diseño divino para usted.

Cuando su deseo sexual se despierta, sus primeros pensamientos pueden estimularlo a planear cómo usted puede actuar según esos deseos. En ese momento, usted inmediatamente debe enfocar sus pensamientos en Dios. Agradézcale por haberlo hecho una persona sexual. Agradézcale por el diseño maravilloso y la belleza del sexo. Dios creó la sexualidad humana con el fin de unir al hombre y a la mujer íntimamente y para enriquecer su relación. ¡El sexo es un regalo maravilloso! Entonces, ¡agradézcale por este hecho!

Pensar positivamente de su sexualidad y traer a Dios a su mente cuando usted se siente tentado cumple un propósito importante: interrumpe sus esquemas mentales para que usted pueda parar de hacer los planes de satisfacer su carnalidad de una manera pecaminosa. Esta estrategia es bíblica y sumamente importante:

Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.” (Romanos 13:14, NVI)

“Revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa” significa que usted no debe pensar de qué pornografía usted va a ver, cómo usted va a justificar sus acciones, cuando usted va verla, y así sucesivamente. La fase de anticiparlo es tanto una parte del entusiasmo y del encanto como el pecado en sí mismo. Trate de cambiar los planes, y cambie el enfoque de sus pensamientos al Señor con gratitud. Y asimismo pida que el Señor le ayude a dirigir sus deseos sexuales hacia un propósito apropiado.

También, tenga en mente lo qué está sucediendo en su cuerpo. Su impulsión del sexo se compone de una red compleja de glándulas que estimulan las hormonas y la adrenalina en su sistema para preparar su cuerpo para el clímax sexual. Cuando estas sustancias químicas son soltadas, usted puede sentirse como si ha tomado una droga. Usted puede hacerse emocionalmente dependiente en la hormona y la emoción y euforia del efecto de la adrenalina.

Si usted comienza a sentir esta respuesta bioquímica sexual, entonces haga algo positivo para soltar estas sustancias químicas de una manera positiva, algo como una caminata. También usted puede usar técnicas de relajamiento, por ejemplo, respiración profunda o meditación.

Con una toxicomanía, las más drogas que usted toma, más usted necesita. Igualmente, alimentar su deseo sexual solamente lo hará aún más hambriento. Muy probablemente, su problema con pornografía es también un problema con la masturbación. Cuanto más usted se masturba, más siente la necesidad de hacerlo. Cuanto menos lo hace, usted va a sentir menos necesidad de hacerlo. ¡La meta es abstinencia completa! Y, sobre tiempo, usted puede alcanzar la meta, rechazando ver la pornografía (después de tomar las siguientes medidas adecuadas) y reduciendo la frecuencia de masturbación hasta que no es más una parte de su vida.

Vamos a mirar algunas acciones específicas que usted necesite tomar para ganar su guerra con la lujuria. Estos pasos van a ayudarle a pelear la buena batalla:

  • Primero, deshágase de cualquiera cosa que lo haga tropezar. Elimine cualquier revista o video pornográfico. Borre todos los archivos pornográficos en su computadora. Desconecte su cable o servicio de la Internet. Si usted no puede desconectar su servicio de la Internet, instale un servicio que filtra los sitios de la Internet. Si su ruta diaria lo lleva por una librería pornografía, cambie su ruta. No deje ningún tipo de pornografía dentro de su alcance.
  • El momento que usted comience a sentirse sexualmente estimulado, huya de lo que está causando el estímulo (2 Timoteo 2:22). Usted debe huir inmediatamente. Cuanto más tiempo usted demora, más duro se le va a ser alejarse de la tentación. Alguien ha dicho que los hombres tienen una ventana de “seis segundos” para huir (¡y seis segundos puede ser demasiado tiempo!). Después de ése tiempo, quedarse puro llega a ser realmente difícil o más imposible.
  • Algunos hombres benefician al recordar que las mujeres jóvenes en las fotografías pornográficas son las hijas de otro hombre. ¿Cómo se sentiría si la mujer que usted estaba mirando era su hija que se exhibía de esa manera? Este pensamiento quebranta la fantasía con un golpe fuerte de la realidad– y puede ser bastante impactante para hacerle apagar las imágenes. Otra técnica para control el pensamiento es imaginar a su esposa (o quizás a su madre, si usted es soltero) entrar por la puerta cuando usted está viendo esas imágenes. El miedo de “ser encontrado con su mano en la miel”, a veces es suficiente motivación para parar a uno mismo. Por supuesto, Jesús está con usted incluso cuando se siente solo. Imagínese a Él sentado a su lado, deseando llenar su corazón de su poder. Si usted no puede rechazar las imágenes solo, pídale que Él le dé su poder, que Él tome el control y que Él apague las imágenes para usted.
  • Busque a alguien con quien pueda rendir cuentas en privado. Rendir cuentas ante alguien es una de las mejores garantías contra un fracaso. No hay nada mal con decirle a un buen amigo o quizás a su pastor, “no tengo confianza en mi mismo; ¿puedo rendir cuentas con usted para mantenerme responsable en esta área débil de mi vida?”
  • Realice amistades sanas y limite su tiempo a solas. Somos más vulnerables a la lujuria cuando estamos deprimidos y solos. Entonces, trate de mantenerse ocupado con pasatiempos y otras actividades.
  • Sobre todo, camine íntimamente con Cristo. Acérquese a Él durante sus luchas y la angustia en vez de “preocuparse por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa”. Llene su mente de pensamientos sanos. Escuche buena música cristiana. Lea materiales cristianos. Estudie las vidas de los cristianos que han hecho grandes cosas para Dios. Hágase metas. Y haga que su pasión principal sea para servir a Cristo en cada área y con cada parte de su vida, incluyendo su cuerpo (Romanos 6:11-14).

Talvez usted ha pensado de tomar estas medidas durante mucho tiempo, pero no ha podido hacerlo. Le animamos a que no espere más. Comience hoy–y usted puede comenzar a experimentar la libertad verdadera.