En las buenas o en las malas, en la riqueza o en la pobreza, en la enfermedad o en la salud, en tanto que ambos vivamos.

Esos votos son tan conocidos como el traje de novia, el ramo de flores o la pareja enamorada que las dice de todo corazón y con convicción. Eso es bueno ya que todos sabemos que hay muchas razones por la cual esa  parte de “en las buenas y en las malas” se incluye en el texto. Se necesita el compromiso para tener un buen matrimonio. Pero, de igual manera, para tener una buena soltería.

Haga suyos los siguientes votos de compromiso al vivir el llamado que Dios le ha dado.

En las buenas o en las malas

Compromiso #1: Prometo verme como una mujer completa y actuar de manera acorde. Ser soltera no significa ser la mitad de algo. Una mujer soltera triunfadora ve la vida con una mentalidad “completa”. Es una persona que sabe que en Cristo está  completa (Colosenses 1:28).

En la riqueza o en la pobreza

Compromiso #2: Prometo darme a mí misma, mi tiempo, mis finanzas y mis talentos para invertir en el reino de Dios. El temor, a veces, amenaza la seguridad de una mujer soltera y la tienta a resguardar sus recursos. ¿Quién me va ayudar si no tengo lo suficiente? Una soltera exitosa sabe que Dios le proveerá de formas que solo Él puede hacerlo (Filipenses 4:19).

En la enfermedad o en la salud

Compromiso #3: Prometo ver la autocompasión como si fuese un cáncer. Detéctela desde el inicio, véala como una amenaza grave y aléjela de su vida cuanto antes. Una soltera exitosa reconoce la tentación que muchas mujeres solteras enfrentan: de pensar mucho en sí misma. Ella no permite que el enfoque se centre en ella sino que ve su independencia en torno a su disponibilidad para servirles a los demás. Vea Romanos 12:10—13.

En tanto que viva

Compromiso #4: Prometo vivir el “hoy” por el resto de mi vida. Olvide el síndrome del “algún día”. No  piense en cosas como: “Cuando me case, disfrutaré más”;  “Cuando tenga mi pareja tomaré unas vacaciones especiales”;  “Cuando comparta con alguien mi casa, la decoraré”. Una mujer soltera exitosa no ve cada etapa de su vida como una carga sino como un regalo  de libertad singular.  Vea 1 Corintios 7: 7—8.

Para Dios es un deleite, presentarle al mundo una mujer que disfruta saber que es un miembro apreciado y amado del cuerpo de Cristo.