Las canciones de David sobre el conflicto interno no ofrecen respuestas sencillas; él es realista. David tuvo que enfrentarse a momentos muy difíciles varias veces en su vida así que sabía que solo pensar en sus bendiciones no iba a funcionar todo el tiempo.
Aliento y Consuelo
La fidelidad de Dios
La batalla de David que tenía con su conflicto interno y que se presenta en los salmos 42 y 43 lo hace anhelar la presencia de Dios.
Un anhelo por Dios
David ansiaba a Dios así como un venado sediento en medio de un desierto estéril ansía un arroyo fresco. Imagínese un venado jadeando de sed. David dice que él está «jadeando» por el Señor.
¿Por qué sufrimos?
Dios también permite el sufrimiento para que podamos aprender a depender totalmente en Él, no en nuestras propias fuerzas y recursos. ¿No es cierto que el sufrimiento hace eso? Nos obliga a descansar en Él de manera total y absoluta. Vez tras vez Él nos recuerda del peligro del orgullo. . . pero a menudo se requiere de sufrimiento para lograr que la lección sea permanente.
Un «lugar de disturbio»
Cuando ocurren cosas perturbadoras, cuando se dicen palabras nebulosas, cuando se escriben ciertas cartas que contienen palabras feas o se leen comentarios extremadamente críticos, empiezo a sentir una agitación interna.
El pecado distorsiona la verdad
Entretanto que la canción de celebración de David acerca del perdón de Dios continúa, él reconoce que la confesión no es sencilla. También reconoce el hecho que en este momento tenemos la oportunidad de hacerlo, pero llegará un día cuando se acabe. Por esa razón, David pide la provisión futura de Dios.
El precio amargo de un pecado escondido
Si usted está ocultando algún pecado, si sigue manteniendo áreas secretas de maldad, no espere vivir libre de la culpabilidad. Existe un principio que aparece en las páginas de Escritura como si fuera un hilo invisible: un pecado escondido no puede coexistir con la paz interna.
Del autoengaño al alivio
La canción de David acerca del perdón comienza con una celebración de alivio. Un alivio que él encontró en el perdón de Dios después de haber transgredido.
Confiese su pecado y quede limpio
Nadie puede decirme que la Escritura, aunque fue escrita hace más de dos mil años, ha dejado de ser relevante en la actualidad. El poema de David es hermoso y práctico. Una vez que celebró la fidelidad de Dios y reconoció la dificultad de la confesión, él amonesta al lector para que deje su arrogancia.
Ahora, ¡no se siente solo a esperar!
Un año más ha terminado su curso. Y un nuevo año nos sonríe con doce meses donde nos enfrentamos a lo desconocido.