Como un duchazo de agua fría, limpiador, en un día caluroso, sudoroso, el perdón de Dios nos limpia no solo de los pecados sino también de la culpa que nos atormenta. Dios va a lo más profundo de nuestro ser y provee ese magnífico alivio que solo Él puede dar: PAZ.
Salmos
Siembre generosamente, coseche generosamente
Luego recuerde a sí mismo las promesas de Dios respecto a la generosidad. Dios promete que, si uno siembra generosamente, segará generosamente. Así que, ¡dé! ¡Dé abundantemente!
Un paso gigante hacia la madurez
La mejor opción y la más saludable es confesar. Llamar al fracaso, «fracaso». Llamar al pecado por lo que es. Admitir que nos equivocamos, y habiendo declarado eso, aprender lo que Dios pueda enseñarnos de la experiencia.
Dios habla al corazón quieto
Todos podemos testificar que Dios no habla a la mente apurada y llena de ansiedad. Lleva tiempo estar a solas con Él y su Palabra antes de que podamos esperar que nuestra fuerza espiritual se recupere.
Una confianza deliberada
Bajo la cerradura y llave del cielo, estamos protegidos por el sistema de seguridad más eficiente disponible: el poder de Dios. No hay manera de perderse en el proceso del sufrimiento. Ningún desorden, ni enfermedad, y ni siquiera la muerte misma puede debilitar o amenazar la protección máxima de Dios en nuestras vidas.
Párese erguido, póngase firme
Necesitamos profesionales, atletas, amas de casa, maestras, figuras públicas, y ciudadanos privados respetados, que promuevan las cosas de Dios, que se levanten solos: ¡que se levanten firmes, estén firmes, y estén fuertes!
No son santos producidos en masa
Así es la vida de hoy. Rápida. Comprimida. Condensada. Hecha de golpe y porrazo. Pero no es así en la escuela del desierto de Dios.
¡Dios es asombroso!
Cuando admiramos todo lo que hace Dios, nos hace que demos un paso hacia atrás en forma de respeto. Hace que veamos todos los logros humanos parezcan menos importantes.
La vida en colores vivos
Dios no meramente habla de estar solos y ser personas de carácter y perseverancia; Él nos da a Elías. Nos muestra a los profetas porque tenemos mucha dificultad al identificarnos con la verdad abstracta.
Glorifique a Dios al máximo
También somos libres para amarle y adorarle porque tenemos emociones. Él se agrada en nuestro afecto y devoción. Podemos obedecer sus instrucciones, pero no somos peones en un tablero de ajedrez global.