Ester exhibió un encanto lleno de gracia y elegancia. En Ester 2:9, la traducción literal del lenguaje original dice: “Ella alzó gracia ante la cara de él.” ¿No es ésa una expresión hermosa? Aunque fue traída al harén y participó de esas cosas de manera obligada, Ester no exhibió una actitud amargada. Estoy convencido de que ella percibió la mano de Dios en su situación. Ester modeló gracia ante el influyente criado del rey, Hegai. Qué diferencia entre Ester y todas las otras mujeres que la rodeaban. Sus cualidades internas no pudieron ser soslayadas. En verdad captaron la atención del criado del rey.

Ester exhibió un control y dominio nada usual. No le dijo a nadie que era judía. ¿Por qué? Porque esas fueron las instrucciones de Mardoqueo. Ni siquiera las alturas enloquecedoras como del Himalaya, del harén, pudieron tentarla a que rompiera su pacto con Mardoqueo.

Dios les ha dado a las mujeres un aire de misterio. Esto es algo, francamente, que los hombres no tienen. Nosotros somos una manada bastante predecible. Sin embargo, muy a menudo he oído a algún hombre decir: “Simplemente no sé cómo entenderla. Simplemente no la entiendo.” Por ejemplo, una mujer dirá: “Lo que necesito es echarme a llorar con ganas.” Amigo mío, en toda mi vida yo nunca he experimentado eso de “echarme a llorar con ganas.” Mi esposa sí. Otras mujeres en nuestra familia lo saben. Pero es un misterio para los hombres. Soy franco, y nunca he podido figurarme cómo uno puede sentirse bien después de llorar con ganas.

Hay un aire inexplicable de misterio en una mujer, algo impredecible que los hombres hallan intrigante. La capacidad de Ester para contenerse sólo aumenta el misterio; especialmente su dominio verbal. Ella sabía mucho más que lo que dijo. Pudo guardar un secreto.

La prudencia verbal está llegando rápidamente a ser una virtud olvidada. Gracias a los tabloides sin cortapisas y a programas de entrevistas por televisión que no ocultan nada, nada se contiene. ¿Cuándo fue la última vez en que alguien se sonrojó en los medios de comunicación? Sin embargo, el dominio y control siempre funciona a favor de uno. Aprenda a guardar en confidencia lo confidencial. ¡Qué se le conozca como que sabe guardar secretos! Es parte de tener carácter que se caracteriza por fuerza y dignidad.

Entonces, tal vez, usted también puede alzar gracia ante el rostro del Señor.

Adaptado de Charles R. Swindoll, “Strength and Dignity,” en Great Days with the Great Lives (Nashville: W Publishing Group, 1995), 195. Copyright © 1995 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.