En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete al esposo. (Efesios 5:33, VP)

Mientras más se despierta la gracia de Dios en un matrimonio, menos los esposos intentarán controlar y restringir, y menos las esposas sentirán la necesidad de «agradar cueste lo que cueste». Esa gracia hace más fácil administrar el matrimonio.

La gracia liberta y afirma; no sofoca.

La gracia valora la dignidad de los individuos; no la destruye.

La gracia respalda y estimula; no siente celos ni suspicacia.

Lo sé, por consiguiente hablo. Por más años de los que quisiera recordar, me consumieron los celos. Estaba tan inseguro y temeroso que no era raro que yo hostigara a mi esposa, Cynthia, con preguntas; preguntas quisquillosas, de investigación, que no eran otra cosa que acusaciones veladas. Es asombroso que ella lo aguantara. Finalmente tuvimos una de esas famosas confrontaciones a todo dar que toda pareja casada ha tenido.

No hay necesidad de repetirlo, pero ella explicó con dolorosa claridad que yo la estaba asfixiando; yo estaba imaginando cosas que ella jamás había pensado en hacer. . . y yo debía dejar todo eso por lo sano. Sus palabras me dolieron, pero ello hizo lo debido. Yo la tomé en serio.

Me dediqué a trabajar en este horrible aspecto de mi vida. Le confesé a Cynthia mis celos. Le aseguré que nunca más volvería a tratarla con tanta falta de confianza. Le pedí a Dios que me ayudara con Su gracia, que me librara del hábito destructivo que yo había desarrollado, y que me diera la capacidad de amar y de entregarme a esta mujer sin todas esas condiciones asfixiantes. Recuerdo en forma distintiva cuánto me ayudó una comprensión de la gracia. Era como si la gracia finalmente se hubiera «despertado» en mi vida, y por primera vez podía apropiarme de su poder. Pareció que me libró, primero en cosas pequeñas, y finalmente en asuntos más serios. Con toda sinceridad puedo decir hoy que no me viene ni el más mínimo pensamiento de celos. La gracia literalmente me permitió hacer borrón y cuenta nueva.

Tomado de Charles R. Swindoll, Day by Day with Charles Swindoll (Nashville: W Publishing Group, 2000), 157-158. Copyright © 2000 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados todos los derechos.