Principios contra preceptos

El concepto que algunos de nosotros tenemos de la vida es: «Bueno, uno gana, y uno pierde. Uno hace lo más que puede. Nadie es perfecto». Otros dicen: «Si Dios lo dice, quiero hacerlo». Estos son realmente de quienes se dice son «conforme al corazón de Dios».

A Dios le importa

Aquí vemos a David enojado contra el Señor cuando, en realidad, era el Señor quien estaba airado contra David. A esas alturas, usted pudiera estar pensando: Bueno, yo pensaba que había dicho que David era un hombre conforme al corazón de Dios. Lo dije, o más bien, lo dijo Dios. ¿Significa eso que él era perfecto? No, de ninguna manera.

De fugitivo a monarca

Por las muchas hazañas de David y el legado que dejó, es fácil olvidar que por doce o más años él vivió como un fugitivo, y que pasó muchas horas de desanimo y frustración en el desierto. Fue un hombre que fue quebrantado y que aprendió la humildad durante esos años como fugitivo. David aprendió mucho de esos años de aflicción, pero de poco provecho le habría servido revivir el dolor que esos años trajeron a su vida.

Señor, toma el control

Venimos, en realidad, como ovejas, delante de nuestro Señor, no para pedirle que cambie de bando, sino simplemente para que Él tenga el control.

Su epitafio

Pero esta es la buena noticia para los creyentes: quienes conocemos al Señor Jesucristo llevamos dentro de nosotros un alma y un espíritu renovados, esa parte nuestra que Él invadió en el momento que nacimos de arriba, es decir cuando pusimos nuestra fe en el Señor Jesucristo y su obra por nosotros en la cruz. Él ha hecho su residencia allí y nos ha dado una nueva naturaleza.

Él se ocupará de eso

No hay ninguna situación imposible que Dios no pueda manejar. Él no la manejará necesariamente a nuestra manera, pero la manejará.

«Nuestro pronto auxilio»

Por primera vez en varios meses, David mira hacia arriba y dice: «Oh Señor, ayúdame». Y Él lo hace, como siempre. Él es «nuestro pronto auxilio» cuando se necesita.

Esperar con paciencia

Evite sacar conclusiones precipitadas y ver solo el lado suyo. Vea ambos lados. Considere las diferencias. Siempre hay dos lados en la calle del conflicto. Evalúe las diferencias. La otra parte de ser sabio es orar. Busque la perspectiva de Dios. Él nos dará la sabiduría que necesitamos si se la pedimos.

Decisiones cruciales

Muchas veces, cuando enfrentamos una crisis, la respuesta típica, usual, es meter la cabeza en un hueco, huir a un escondrijo y dejar que nos crezcan telarañas. Pero se puede hacer algo mejor. Mientras usted tenga sangre en sus venas, mientras usted pueda respirar, tiene un propósito para vivir. Tiene una razón para existir.

Sabia protección

Esa es otra indicación de la sabiduría de Abigaíl. Ve a su esposo tal como es. Conoce sus debilidades. Y en el momento de la mayor debilidad de él, Abigaíl no le riñó, sino que lo protegió. ¡Qué misericordiosa. . . y qué sabía fue esta esposa!