Confíe en Dios mientras espera en las sombras

Una razón importante por la que Dios nos saca de la escena y nos hace esperar en su sombra, es para recordarnos que somos la estrella protagónica; que no somos indispensables. Esa conciencia desarrolla humildad verdadera.

El cuarto de espera de Dios

El Señor usa las frustraciones para llevarnos a nuestro propio Tarso, conocido también como su cuarto de espera. Allí, Él comienza a trabajar en lo más profundo de nuestra alma hasta que, al igual que Saulo, logramos tener una nueva perspectiva que nos permite luego confesar: «Cuando soy débil, Él es fuerte».

Salido de las sombras

Aunque usted es una persona que ha tenido una buena educación, tiene experiencia y se desempeña bien en su campo de actividad particular, ahora se halla esperando. Se pregunta, y quizás ya se esté preocupando, si este período de espera será permanente.

Terca dependencia

Si usted está muy apurado, puede hacer que las cosas funcionen a su manera. Pueden tener todas las características del éxito, pero no serán a la manera de Dios. Deténgase y piense en esto.

Una humilde dependencia

En vez de apresurarnos por ser el centro de la atención, tenemos que aceptar nuestro rol en las sombras. Lo digo muy en serio. no se engrandezca a sí mismo. No busque estar al frente. No insinúe nada. Deje que sea otro quien lo haga. Mejor aún, deje que Dios lo haga.

El valor de los demás

Antes que ver a quienes le rodean como estorbos, dese cuenta de su valor. Recuerde que ellas tienen un rol estratégico en su supervivencia y en su éxito. Dios rara vez nos pide que volemos solos. Cuando Él nos impulsa a remontar las alturas, hay seguridad cuando otros se elevan junto con nosotros.

El hijo de consolación

Le animó a dar un paso al frente como lo hizo Bernabé en favor de Saulo. Busque esa persona que necesita una segunda oportunidad, dele una gran dosis de gracia para ayudarle a comenzar de nuevo en la vida cristiana.

Uno no tan conocido

Por fortuna, en medio de esos tiempos, Dios nos da fielmente personas no tan conocidas que se acercan a nosotros para decirnos: «Yo estoy contigo. Permíteme que te ayude en esto que estás viviendo».

Retiro al desierto

En silencio y a solas, Pablo ahondó en los insondables misterios de la soberanía, la elección, la maldad, la deidad de Cristo, el poder milagroso de la resurrección, la Iglesia y las cosas futuras.

Un héroe olvidado

Saulo, quién sin duda tenía todavía sobre sus ropas las manchas de sangre de los cristianos que había torturado, está ahora con los brazos extendidos y anunciando: «Estoy aquí para darles testimonio de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios».