El idioma español y el hebreo asignan colores diferentes a ese monstruo llamado envidia, pero ambos reconocen el mismo resultado de esa emoción destructiva.
Aliento y Consuelo
Un ladrón y un tirano
La envidia definitivamente es uno de los enemigos más grandes de la paz interna. Así como un ladrón, la envidia se mete en el corazón encubierto entre tinieblas y se roba el contentamiento.
Nuestro gran desafío
Devolver bien por mal no es un concepto complicado; es algo muy sencillo. No obstante, es algo raro. Es una de las tareas más difíciles que tenemos que realizar en la vida.
Una gracia que fluye constantemente
Perdonar no es olvidar. La gente que trata de olvidar se da cuenta de que no se puede. Dios dijo que Él no se acordaría más de los pecados (Hebreos 10:17), pero piénselo: Dios es omnisciente, Él no puede olvidar. Esa frase significa que Dios nunca va a usar el pasado en contra de nosotros (Salmos 103:12).
Ceder los derechos
La injusticia le pertenece a Dios. Hay una buena razón por la cual queremos justicia. La justicia es una cualidad que Dios comparte con nosotros por ser hechos a su imagen. Dios es justo. Dios recompensa el buen comportamiento y permite que los malos sufran el castigo por sus obras.
Una sustancia mortal
En vez de encontrar alivio, los adictos sufren dolores más profundos. La «mordida de la serpiente» no es simplemente una picadura venenosa; la expresión denota el momento cuando una serpiente paraliza a su presa antes de consumirla.
Palabras Para Vivir
La cultura hebrea reconocía que no toda oposición a la dirección de Dios es igual. Toda oposición es necedad, pero los sabios del Antiguo Testamento diagnosticaron las diferentes raíces de la estupidez espiritual y las presentaron de igual manera.
La decisión de bendecir
Dios se complace cuando permitimos que controle lo que vamos a decir. Él desea que utilicemos nuestras palabras para animar y edificar a las personas que están sufriendo a nuestro alrededor.
Por mal camino
Algunos resisten obstinadamente la sabiduría porque son de voluntad firme y rehúsan rendirse. Otros no escuchan el consejo sabio simplemente por insensibilidad.
Cuando el ser humano no cede su voluntad
Salomón le pedía a su hijo –y por ende a todos nosotros— que escuchase la voz de advertencia de la sabiduría. La pregunta es ¿por qué?