LA CUARTA PALABRA— «¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?»

Si observa con cuidado las palabras de Jesús notará que por primera vez Jesús no llama al Señor «Padre». Más bien, le llama «Dios mío». Aquí surge la primera evidencia de que ha ocurrido un rompimiento entre Jesús y el Padre, aunque habían existido indescifrablemente unidos como uno desde la eternidad.

LA TERCERA PALABRA— «¡HE AHÍ TU HIJO! ¡HE AHÍ TU MADRE!»

Aunque notamos que Maria tenía una fe grandiosa, también necesitaba el sostenimiento y cuidado del amor de una familia. Jesús hizo provisión para esos momentos antes de Su muerte y Juan, «el discípulo al que Jesús amaba», de inmediato respondió al encargo de Jesús y recibió a María en su propia casa.

LA SEGUNDA PALABRA— «HOY ESTARÁS CONMIGO»

Ninguna cantidad de pecado o perversidad puede superar la gracia de Dios. A Satanás le encanta distraernos haciéndonos acuerdo de nuestros fracasos pasados. Pero en Cristo tenemos el poder para vencer a Satanás y dominar la culpa de nuestro pecado (véase Apocalipsis 12:10–11). Santiago promete que, si resistimos los avances de Satanás, él huirá de nosotros (Santiago 4:7).

Integridad Personal

Danos la motivación que necesitamos para ser todo lo que Tú nos has llamado a ser como Tus hijos obedientes, para que nosotros, al igual que David con las ovejas, podamos guiar a los demás correctamente.

La Sorpresa en el Camino a Emaús

Mientras hablaban y caminaban, Jesús fue abriéndoles su perspectiva poco a poco hasta que ellos vieron claramente cómo la Escritura hablaba que la muerte y la resurrección del Mesías eran parte de Su coronación. Ellos habían escuchado acerca de Su resurrección pero sencillamente se rehusaban creer.

Las Tinieblas y la Luz

A medida que el sol se ocultaba y el día de reposo comenzaba nada tenía sentido a la luz de las profecías que Jesús había cumplido, a la luz de las promesas que Él había hecho, dada la total y completa confianza que ellos tenían en Él.

¿En qué estaba pensando Jesús?

No hubo momento donde Jesús se sintiese más débil, donde tuviera más dolor, más soledad y donde se sintiera más humano, que en ese momento. Pero a pesar de la hostilidad de la injusticia, Jesús siguió confiando Su vida al Padre.

Las Últimas Veces

Él había venido a cumplir la voluntad del Padre y voluntariamente se había sometido a Su plan. Al someter Su propia voluntad, ganó una batalla importante en el camino a la victoria.

Dios con Nosotros

De esta forma dramática, Dios le mostró al mundo que Él había aceptado el sacrificio de Jesús por nuestros pecados. Ya no eran necesarios más sacrificios en el templo. Dios ilustró este nuevo plan al permitir que las personas tuvieran acceso directo hacia Él.