El lugar de la calavera

La tradición cristiana más antigua y sólida ubica el lugar de la crucifixión, el entierro y la resurrección de Jesús en un sitio en Jerusalén que hoy no nos da ni la más leve indicación de lo que fue su apariencia original. El nombre en arameo de esta formación rocosa, Gólgota (calvaria en latín), refleja muerte en su traducción: «lugar de la calavera».

«CONSUMADO ES»

La realización del deseo de Dios fue dulzura para el alma de Jesús y con gran satisfacción proclamó fuertemente Su triunfo diciendo: «¡Consumado es!».

Su Pecado Clavado en la Cruz de Jesús

Si no fuera por el perdón completo que Dios ofrece por su pecado, usted tendría que llevar para siempre algo «colgado sobre su cabeza». Pero, alabe a Dios porque hoy y en esta Semana Santa usted puede vivir; su pecado ha quedado clavado en la cruz y ha sido perdonado.

Donde el Dolor Guía

Al igual que estos dos discípulos, cuando nos enfrentamos a la realidad de nuestros corazones carnales, nuestra culpabilidad nos lleva a una de dos direcciones.

El Camino a la Obediencia

Jesús fue firme en Su misión como siempre. Había venido para morir como pago santo por el pecado de la humanidad—y nada lo detendría.

Puro Espectáculo y Nada De Acción

No fue difícil darse cuenta de la gran desilusión de Jesús. Todo a Su alrededor en Jerusalén era una impresionante apariencia de espiritualidad, pero conocía los corazones de los adoradores y le dolía su hipocresía. Religiosos, sí, pero sin un corazón para Dios.

¿Por Qué la Resurrección Importa?

Este es precisamente el mensaje de la resurrección. ¡La muerte ya no reina sobre nosotros! Hemos sido libertados de la pena de la muerte mediante la resurrección triunfante de Cristo. Si hemos invocado el nombre del Salvador Jesucristo y por la fe hemos creído verdaderamente en Él, entonces, ya no estamos más en nuestros pecados.

LA SÉPTIMA PALABRA— «PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU».

Jesús estuvo en constante e íntima comunicación con el Padre. Primero, se le muestra relacionándose con Su Padre en algún punto entre el Aposento Alto y el huerto. Allí está orando: «Padre, la hora ha llegado. . .» (Juan 17). Luego, a solas en el Getsemaní, oró: «Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya». Horas más tarde, después de haber sido clavado en la cruz, pidió: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que están haciendo».

LA SEXTA PALABRA— «¡CONSUMADO ES!»

Jesús había logrado Su meta de realizar la expiación por el pecado humano. Todo había resultado conforme al plan de Su Padre. La realización del deseo de Dios fue dulzura para el alma de Jesús y con gran satisfacción proclamó fuertemente Su triunfo diciendo: «¡Consumado es!».

LA QUINTA PALABRA— «TENGO SED»

Como parte de Su sufrimiento por nosotros, Jesús soportó los procesos biológicos que resultaron como producto de Su crucifixión. En forma sorprendente podemos notar que incluso Su sed señalaba el cumplimiento de la profecía acerca de Su muerte, y Juan notó que Jesús habló «sabiendo que todo se había ya consumado».