Entre más viejo me hago, más me doy cuenta de lo fácil que una rutina se puede convertir en un estancamiento y lo fácil que es que las prioridades se conviertan en obsesiones.
Vida Cristiana
Guardando las confidencias
¿Puede usted guardar un secreto? ¿Lo puede? Sea honesto. Cuando información privilegiada pasa por uno de sus sentidos, ¿se mantiene dentro de las paredes de su mente? ¿O es solo cuestión de tiempo hasta que ocurra una filtración?
Adversidad versus prosperidad
La sabiduría nos dice que nos enfoquemos en nuestras circunstancias, ya sean de adversidad o de prosperidad, sino que encontremos el equilibrio en hacer lo que es correcto.
Fracaso
Los perezosos no se preocupan por los detalles porque se sienten satisfechos con lo mínimo. Para ellos, la excelencia no se encuentra en su lista de prioridades.
Recibir pero nunca dar
Mucho de lo que intentamos lograr como individuos depende del esfuerzo de los demás. Cuando alguien de la familia no paga un recibo, todos en la familia reciben las consecuencias.
Una conversación importante
Es común que los holgazanes sean extremadamente talentosos y muy creativos. Pueden hablar y soñar y hasta crear un plan, pero no tienen la disciplina de continuar esa visión.
Victoria sobre la inercia
A través de la Biblia se nos invita a que seamos personas diligentes, comprometidas con las tareas de la vida que necesitamos realizar. Para algunos, sin embargo, esto no es un privilegio sino una carga.
El don del trabajo
El trabajo no es una maldición. Al contrario, es un regalo de Dios. Él dio a los seres humanos el honor de convertirse en los virreyes de la tierra. La caída de la humanidad, sin embargo, transformó el trabajo en algo penoso. Cuando Dios confrontó a Adán, a quien responsabilizó por el pecado de ambos, pronunció varias maldiciones.
El sometimiento durante el servicio
Cuando se someta a Dios, cuando se ponga bajo la autoridad soberana de Dios; cuando busque su voluntad y descubra la senda que Él tiene para usted, notará que es un aliado de Dios.
La Autoridad dada por Dios
Nabucodonosor se intoxicó con su propia riqueza y poder. Su posición como el hombre más poderoso de la tierra le dio una perspectiva incorrecta de la vida y del mundo.