Jesús, el Maestro, tiene el control. Hoy es igual de poderoso que cuando caminó sobre la tierra. Tiene control del viento y de las olas de nuestras vidas. Podemos acudir a Él con nuestros problemas y dificultades, con vidas llenas de males, seguros de Su compasión y habilidad para salvarnos.
Jesús
Hijo de David
La muerte, las relaciones fallidas, el aborto, la enfermedad: este mundo nos deja cegados por la tragedia, con los brazos extendidos, desesperados por la intervención de Dios en nuestras vidas. Pero igual que Bartimeo, podemos tener fe de que el Hijo de David escucha nuestras plegarias y nos puede sanar.
Hijo del Hombre
Además de establecerse a Sí mismo como el cumplimiento de la profecía, Jesús se nombró a Sí mismo Hijo del Hombre para recordar a los oyentes (y lectores) de la maravilla de la unión hipostática. (La «unión hipostática» significa que Jesús tiene dos naturalezas distintas, humana y divina, en una sola Persona. Él es completamente hombre y completamente Dios).
Rabí
Solo Jesús es digno del título Rabí. ¿Quién mejor que Jesús, el Verbo Encarnado, para interpretar la Palabra de Dios de manera impecable a las personas que vino a salvar? Su enseñanza es un conducto de la gracia de Dios.
Rey
Como creyentes, puede que nos preguntemos cómo es posible que Jesús sea el rey cuando la justicia y la paz son tan esquivas, tanto en nuestra vida personal como en el mundo que nos rodea.
Siervo
El nombre favorito de Jesús para referirse a Sí mismo en el evangelio de Mateo era «Hijo del hombre», un título mesiánico que encontramos en Daniel 7:13 –14.
Cristo
Creer que «Jesús es el Cristo» es creer que fue enviado por Dios para redimir a la humanidad y para gobernar como Rey de Israel. Curiosamente, Jesús usó muchos nombres para mostrar a la gente que era el Mesías, pero nunca usó la palabra Mesías o Cristo.
Emanuel
Podemos animarnos al saber que el Dios de Isaías sigue revelándose cuando clamamos a Él. Es Jesús Emanuel, Dios con nosotros.
Jesús
Al final de los tiempos, cuando Jesús vuelva como Rey triunfante, se cumplirán las palabras de Pablo en Filipenses 2: «para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:10 –11).
El Retoño
La raíz de la palabra «nazareno» y «Nazaret» es nêser. . . también traducido como «retoño».2 ¡Qué poético! La referencia al Retoño seguro que no se perdería entre los judíos devotos que hablaban arameo o hebreo y que conocían bien la profecía mesiánica.