Como esposa infértil de un sacerdote, Elisabet podría haber decidido hundirse en la amargura de todos esos años sin tener hijos. Sin embargo, ella permaneció fiel. Su respuesta a la visita de María y a su propio embarazo dejaron claro que su vida estaba llena de gozo.
Mujeres
María, la madre de Jesús: Rendirse ante los propósitos de Dios
Sí, esos días llegarían seguro. El pequeño Cordero que había nacido estaba destinado a ser sacrificado. Pero aquella noche, María abrazó a su bebé y lloró suavemente ante la maravilla de todo.
La mujer virtuosa: Agradar a Dios por encima de todo
Una mujer que agrada al Señor vive la vida. Ella trabaja duro dentro y fuera de la casa. Ella trabaja de forma inteligente, haciendo inversiones inteligentes de su tiempo y dinero. No se preocupa o tiene miedo. No mira atrás.
Ester: Esperar a que Dios obre
El Señor sujetó el corazón de Ester y no tuvo miedo de la situación a la que se enfrentaba. Fue un paréntesis silencioso y poderoso en su vida, y Dios lo honró.
La mujer Sunamita: Perseverar en los tiempos buenos y malos
La mujer sunamita entendió la importancia de perseverar en la fe sin importar las circunstancias de la vida. Su fe le enseñó a mirar no solo a sus propias necesidades, sino también a las necesidades de los demás.
Jezabel: Perder el control por querer agarrarlo
En Su gracia paciente, el Señor ata a los hombres y mujeres malvados dándoles suficiente longitud como para que den la vuelta. Pero cuando no lo hacen, Dios entra en escena y tiene la última palabra.
Las Esposas de Salomón: Torcer el corazón del esposo
El estándar de Dios no ha cambiado. El Nuevo Testamento reitera que un cristiano solo debe casarse con otro creyente, alguien que pueda llevar el peso de una vida de fe (2 Corintios 6:14). Dios sabe que un esposo puede influenciar el corazón de su esposa, ya sea para bien o para mal.
La Reina de Saba: Buscar la verdad y la sabiduría
Cada mujer que satisface su curiosidad intelectual buscando sabiduría de arriba y «comprando» la verdad de Dios, es una mujer de gracia y belleza, y si usted hace las dos cosas, muchos la llamarán mujer de valor.
Betsabé: Entrar en adulterio
Y esta es la lección que sacamos del pecado de Betsabé: todos somos responsables por lo que hacemos. Sea buscando una relación fuera del matrimonio o dejando de pase, todas elegimos lo que hacemos.
Abigail: Salvar el cuello del esposo
Bueno, los caminos de Dios son misteriosos. Pero no pensó eso. Inmediatamente puso un plan en acción que protegería a su esposo de daño, no porque lo mereciera o porque era bueno, sino porque ella era buena. Dios estaba obrando en el corazón de esta mujer. A pesar de la estupidez de su esposo, Abigail eligió ser fiel en su papel como esposa.