Hijo del Hombre

Además de establecerse a Sí mismo como el cumplimiento de la profecía, Jesús se nombró a Sí mismo Hijo del Hombre para recordar a los oyentes (y lectores) de la maravilla de la unión hipostática. (La «unión hipostática» significa que Jesús tiene dos naturalezas distintas, humana y divina, en una sola Persona. Él es completamente hombre y completamente Dios).

Rabí

Solo Jesús es digno del título Rabí. ¿Quién mejor que Jesús, el Verbo Encarnado, para interpretar la Palabra de Dios de manera impecable a las personas que vino a salvar? Su enseñanza es un conducto de la gracia de Dios.

Rey

Como creyentes, puede que nos preguntemos cómo es posible que Jesús sea el rey cuando la justicia y la paz son tan esquivas, tanto en nuestra vida personal como en el mundo que nos rodea.

Siervo

El nombre favorito de Jesús para referirse a Sí mismo en el evangelio de Mateo era «Hijo del hombre», un título mesiánico que encontramos en Daniel 7:13 –14.

Cristo

Creer que «Jesús es el Cristo» es creer que fue enviado por Dios para redimir a la humanidad y para gobernar como Rey de Israel. Curiosamente, Jesús usó muchos nombres para mostrar a la gente que era el Mesías, pero nunca usó la palabra Mesías o Cristo.

Emanuel

Podemos animarnos al saber que el Dios de Isaías sigue revelándose cuando clamamos a Él. Es Jesús Emanuel, Dios con nosotros.

Jesús

Al final de los tiempos, cuando Jesús vuelva como Rey triunfante, se cumplirán las palabras de Pablo en Filipenses 2: «para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:10 –11).

El Retoño

La raíz de la palabra «nazareno» y «Nazaret» es nêser. . . también traducido como «retoño».2 ¡Qué poético! La referencia al Retoño seguro que no se perdería entre los judíos devotos que hablaban arameo o hebreo y que conocían bien la profecía mesiánica.

Príncipe de Paz

Por lo tanto, con Su muerte, Jesús cumplió lo que le hizo ser Príncipe de Paz. Y con Su resurrección, fue coronado Príncipe de Vida (Hechos 3:15).

Consejero Maravilloso

Cuando damos nuestra vida a Cristo, Él promete enviarnos al Espíritu Santo, quien nos «guía en toda verdad», incluyendo la sabiduría excepcional de Jesús, nuestro Consejero Maravilloso.