Herodías: Guardar una crueldad vengativa

La vida de Herodías nos enseña la verdad de cómo un árbol genealógico plantado en maldad produce una cosecha de pecado, a menos que con un hacha se arranque la raíz venenosa. El pecado que excusamos en moderación, nuestros hijos excusarán en exceso.

Ana: Orar hasta que ocurra

Podemos confiar en que la soberanía de Dios tuvo en cuenta las oraciones de Ana en el tiempo perfecto de Dios. Solo basta con decir que Ana había sido fiel en la oración, y creyó que Dios sería fiel a Su Palabra, aunque los días se convirtieran en meses. . . y en años. . . y en décadas.

Elisabet: Regocijarse en la bendición de Dios

Como esposa infértil de un sacerdote, Elisabet podría haber decidido hundirse en la amargura de todos esos años sin tener hijos. Sin embargo, ella permaneció fiel. Su respuesta a la visita de María y a su propio embarazo dejaron claro que su vida estaba llena de gozo.

La mujer virtuosa: Agradar a Dios por encima de todo

Una mujer que agrada al Señor vive la vida. Ella trabaja duro dentro y fuera de la casa. Ella trabaja de forma inteligente, haciendo inversiones inteligentes de su tiempo y dinero. No se preocupa o tiene miedo. No mira atrás.

Ester: Esperar a que Dios obre

El Señor sujetó el corazón de Ester y no tuvo miedo de la situación a la que se enfrentaba. Fue un paréntesis silencioso y poderoso en su vida, y Dios lo honró.

Jezabel: Perder el control por querer agarrarlo

En Su gracia paciente, el Señor ata a los hombres y mujeres malvados dándoles suficiente longitud como para que den la vuelta. Pero cuando no lo hacen, Dios entra en escena y tiene la última palabra.

Las Esposas de Salomón: Torcer el corazón del esposo

El estándar de Dios no ha cambiado. El Nuevo Testamento reitera que un cristiano solo debe casarse con otro creyente, alguien que pueda llevar el peso de una vida de fe (2 Corintios 6:14). Dios sabe que un esposo puede influenciar el corazón de su esposa, ya sea para bien o para mal.

La Reina de Saba: Buscar la verdad y la sabiduría

Cada mujer que satisface su curiosidad intelectual buscando sabiduría de arriba y «comprando» la verdad de Dios, es una mujer de gracia y belleza, y si usted hace las dos cosas, muchos la llamarán mujer de valor.